lunes, 17 de abril de 2017

En San Félix, si hay huevos

Lanza huevos en San Felix

Para los años venideros lo recordaremos como el día en que un país escuchó la primera campanada de su perdición e hizo caso omiso de ella, pero también recordaremos que una fecha como esa, pero en 2017, el pueblo de San Félix demostró que si tenía huevos
Este 11 de abril fue muy diferente a los últimos 15 que los chavistas han celebrado desde el año 2002. Este año no se vieron enormes marchas alegóricas a tan cara fecha, siempre usada como estrategia comunicacional para levantar los ánimos de los camaradas. Definitivamente ya no hay tanto entusiasmo como en otros años. Quizás la ausencia de Hugo tenga que ver con eso, pero también la indignación por la escasez, la inseguridad, el hambre, la represión y la alta inflación. El pueblo ya asocia esta tragedia de vida que estamos viviendo, con el modelo del socialismo del Siglo XXI, por lo demás inviable y comprobadamente fracasado que nos han querido imponer desde Miraflores.

Recuerdo las celebraciones en años anteriores, inclusive cuando el Galáctico estaba vivo. Con su particular manera de meter cobas, el ahora difunto se dirigía a la nación en cadena nacional para comentar aquellos confusos sucesos y aprovechar para agregarle un episodio más, no contado el año anterior. Todos recordamos como cada 11 de abril el cuento se alargaba con nuevos hechos donde, por supuesto, el Alazán de Sabaneta era el Héroe que “resistió con valentía y por amor a su pueblo” a los perversos que lo querían asesinar y desalojar del Poder.

Si algún acucioso periodista o historiador se propusiera reconstruir los sucesos del 11 de abril de 2002 a partir de las versiones año a año dadas por Chávez, tendría que concluir que ese día no tuvo 24 sino 172 horas por tanto que dijo que hizo, en tan poco tiempo. Ahora bien, nunca entendí por qué, desde el mismo 2002, no les contó a los venezolanos la historia completa de lo que le sucedió ese día. Utilizó la técnica de las telenovelas, es decir, fue una historia contada por partes, cada capítulo se transmitía de año en año. Cada vez que se cumplía un aniversario de su entrega a los oficiales del Ejército y a la sotana de Monseñor Baltasar Porras, perdón, del Golpe de Estado, nos daba en estreno un episodio de esa suerte de novela mexicana conocida como el 11A.

Como suele pasarle a toda novela interminable, perdió audiencia. Además el que la contaba no está y los que están no saben contarla. Esa creatividad ilimitada que sirvió para mantener en vilo a la audiencia por tantos años no la tienen los nuevos libretistas. Aquel era el escritor, el guionista y el actor, además el libreto estaba basado en “su historia real”. Los de ahora son actores con apuntador y telepromter, con libretos escritos en Cuba y no por Delia Fiallo precisamente. Así que la diferencia es del cielo a la tierra. La gente quiere cambiar de canal, ya no soporte actores de segunda y hasta de tercera. Es como una adaptación cinematográfica de Doña Bárbara hecha por bolivianos, o como escuchar el Alma Llanera cantada por hindúes. Se acabo la magia.

Este año el 11A los agarró con el Santo de espaldas. Los venezolanos perdieron el miedo y están en las calles procurándose un futuro mejor. Y los que no están en las calles, apagaron sus radios y televisores para poder enterarse de lo que está pasando en el país. Este 11A se respira otro ambiente, el de las bombas lacrimógenas contra un pueblo que ha dicho ¡Basta!, y está decidido a cambiar su destino. Este puede ser el último 11A que se celebre como fecha patria. Para los años venideros lo recordaremos como el día en que un país escuchó la primera campanada de su perdición e hizo caso omiso de ella, pero también recordaremos que una fecha como esa, pero en 2017, el pueblo de San Félix demostró que si tenía huevos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario