Los nuevos oficios de la revolución
Un paseo por Caracas nos revelará cuantos nuevos
oficios han aparecido gracias a esta descomunal torta llamada
socialismo del siglo XXI. Por ejemplo, asómese al Guaire y observará a
un nuevo gremio en acción: los llamados Mineros de la inmundicia
Recuerdo
cuando a finales de los 90, estando en un Congreso de Pedagogía en La
Habana, descubrí uno de los logros más tangibles de ese experimento
social que va para sus 58 años. No, amigo lector, no me refiero a los
triunfos deportivos, ni a la supuesta superación del analfabetismo, ni
siquiera a las estadísticas de presos políticos, ni a la capacidad
infinita para hacer que miles de cubanos arriesguen su vida buscando la
luz al final del túnel en las costas de Florida. Mi descubrimiento iba
más allá de la parafernalia propagandística, de lo expuesto a través de
cifras amañadas o no, inclusive más allá de lo que colocan en la vitrina
internacional para ganar adeptos en el mundo entero. Por supuesto, ese
hallazgo no fue producto de visitas guiadas, ni de los programas
recreativos organizados en el marco del evento, ni por la revisión de
los dos pasquines que regalan en la isla. Más bien fue producto de la
inmersión en la sufrida cotidianidad de la gente. Hagamos unos
comentarios previos.
La humanidad ha sido testigo de la
incapacidad del modelo socialista para generar riquezas, por lo menos
para el común de la gente. Esto explica porque el experimento fidelista
convirtió al pueblo cubano en un ejército de buscalavida, obligados a
desempeñar los oficios más inverosímiles. El reto era sobrevivir en un
ambiente de escasez, ineficiencia, represión, censura, corrupción y
control policial de hasta la manera de ir al baño. Dicho esto, voy de
cuento.
Esa noche de septiembre, acepté la
invitación de un colega cubano a su apartamento ubicado en El Vedado,
uno de los lugares más céntricos de La Habana. Su interés, quería que
conociera a su familia y las condiciones en las que vivían. Recuerdo que
era un hogar, extremadamente humilde como el de la mayoría de sus
colegas profesores. Lo primero que me impresionó fue el olor
desagradable que impregnaba ese lugar. Solicite el baño y lo que observé
me hizo saltar hacia atrás como condorito. En una bañera vieja
dormitaban 3 cochinos como de 50 kilos cada uno sobre un colchón de
comida descompuesta y basura. Conocía de la afición culinaria de los
cubanos por este animal, pero esto era exagerado.
Mi amigo, para más señas profesor
universitario de planificación, me explicaba que para redondearse no la
arepa sino el congrí, se dedicaba a la cría de cerdos para venderlos en
diciembre. Le pregunte como eludía el control de las autoridades
sanitarias. Me comentó que cortaba las cuerdas vocales a los marranos
para evitar que los del CDR (algo similar a nuestros Consejos
Comunales), lo descubrieran. Se calificaba a sí mismo como un Watch Pigs porque el mote de “cochinero” le sonaba muy feo. La sorpresa es que me dijo que había tantos Watch Pigs en La Habana que decidieron hacer un gremio clandestino para protección mutua. Otro caso fue el de los Parabolic Man
u Hombres Parabólicos, quienes se dedicaban a construir e instalar esas
modernas antenas para tener acceso gratis a la TV por Cable, privilegio
solo en Hoteles donde llegan turistas con muchos dólares.
El detalle curioso es que estas antenas
eran construidas con las tazas de las llantas de los automóviles. Así
como esos, son muchos los oficios ideados en tiempos de revolución.
Recuerdo que en la época de la Guerra Fría, los soviéticos se
redondeaban el vodka, vendiendo cigarros de contrabando en plena Plaza
Roja. Eran los inicios del Bachaqueo en la órbita socialista. En nuestro
continente, la revolución chavista para no ser menos, también ha hecho
lo suyo. Un paseo por Caracas nos revelará cuantos nuevos oficios han
aparecido gracias a esta descomunal torta llamada socialismo del siglo
XXI. Por ejemplo, asómese al Guaire y observará a un nuevo gremio en
acción: los llamados Mineros de la inmundicia. Son jóvenes
veinteañeros que se sumergen sin escafandra y sin la vacuna contra la
bilarzhia, en las profundidades del río para buscar joyas o cualquier
cosa vendible. Por supuesto, para las estadísticas del INE estos
caballeros están empleados y engrosan parte de la gloriosa clase
trabajadora que tan bien representa el Presidente obrero que nunca ha
trabajado.
Otro de los oficios es el de Marcador de Cola.
Estos son individuos que se han hecho indispensables para el venezolano
que no tiene el tiempo suficiente para hacer las cuatro cinco horas de
cola para comprar el pan, el jabón, el arroz regulado, la Batería para
el carro o el queso a menos de 9 mil bolos el kilo. Por una módica suma
estos servidores públicos se levantan en la madrugada a hacerle la cola
donde usted le indique. Solo tiene que llamar al 0800-NOMECALOLACOLA e
inmediatamente le atenderá alguien presto a “marcarle la cola” hasta que
usted llegue. Pensando siempre en el cliente, el servicio incluye
mensajes de texto para indicar a cuantas personas está su “marcador de
cola” de las puertas de la panadería, el abasto o del expendio de
Baterías. Así usted puede calcular su tiempo y hacer las diligencias
previstas para el día sin la preocupación a que se le pase el día de su
terminal de cédula sin comprar nada. Estos son apenas dos de los cientos
de oficios que los venezolanos creativos han patentado para no ahogarse
en el Mar de la Felicidad chavista. ¡Con Patria y sin plata. Nos las
inventaremos!
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