lunes, 3 de abril de 2017

Los nuevos oficios de la revolución

Mineros de la inmundicia

Un paseo por Caracas nos revelará cuantos nuevos oficios han aparecido gracias a esta descomunal torta llamada socialismo del siglo XXI. Por ejemplo, asómese al Guaire y observará a un nuevo gremio en acción: los llamados Mineros de la inmundicia
Recuerdo cuando a finales de los 90, estando en un Congreso de Pedagogía en La Habana, descubrí uno de los logros más tangibles de ese experimento social que va para sus 58 años. No, amigo lector, no me refiero a los triunfos deportivos, ni a la supuesta superación del analfabetismo, ni siquiera a las estadísticas de presos políticos, ni a la capacidad infinita para hacer que miles de cubanos arriesguen su vida buscando la luz al final del túnel en las costas de Florida. Mi descubrimiento iba más allá de la parafernalia propagandística, de lo expuesto a través de cifras amañadas o no, inclusive más allá de lo que colocan en la vitrina internacional para ganar adeptos en el mundo entero. Por supuesto, ese hallazgo no fue producto de visitas guiadas, ni de los programas recreativos organizados en el marco del evento, ni por la revisión de los dos pasquines que regalan en la isla. Más bien fue producto de la inmersión en la sufrida cotidianidad de la gente. Hagamos unos comentarios previos.
La humanidad ha sido testigo de la incapacidad del modelo socialista para generar riquezas, por lo menos para el común de la gente. Esto explica porque el experimento fidelista convirtió al pueblo cubano en un ejército de buscalavida, obligados a desempeñar los oficios más inverosímiles. El reto era sobrevivir en un ambiente de escasez, ineficiencia, represión, censura, corrupción y control policial de hasta la manera de ir al baño. Dicho esto, voy de cuento.
Esa noche de septiembre, acepté la invitación de un colega cubano a su apartamento ubicado en El Vedado, uno de los lugares más céntricos de La Habana. Su interés, quería que conociera a su familia y las condiciones en las que vivían. Recuerdo que era un hogar, extremadamente humilde como el de la mayoría de sus colegas profesores. Lo primero que me impresionó fue el olor desagradable que impregnaba ese lugar. Solicite el baño y lo que observé me hizo saltar hacia atrás como condorito. En una bañera vieja dormitaban 3 cochinos como de 50 kilos cada uno sobre un colchón de comida descompuesta y basura. Conocía de la afición culinaria de los cubanos por este animal, pero esto era exagerado.

Mi amigo, para más señas profesor universitario de planificación, me explicaba que para redondearse no la arepa sino el congrí, se dedicaba a la cría de cerdos para venderlos en diciembre. Le pregunte como eludía el control de las autoridades sanitarias. Me comentó que cortaba las cuerdas vocales a los marranos para evitar que los del CDR (algo similar a nuestros Consejos Comunales), lo descubrieran. Se calificaba a sí mismo como un Watch Pigs porque el mote de “cochinero” le sonaba muy feo. La sorpresa es que me dijo que había tantos Watch Pigs en La Habana que decidieron hacer un gremio clandestino para protección mutua. Otro caso fue el de los Parabolic Man u Hombres Parabólicos, quienes se dedicaban a construir e instalar esas modernas antenas para tener acceso gratis a la TV por Cable, privilegio solo en Hoteles donde llegan turistas con muchos dólares.

El detalle curioso es que estas antenas eran construidas con las tazas de las llantas de los automóviles. Así como esos, son muchos los oficios ideados en tiempos de revolución. Recuerdo que en la época de la Guerra Fría, los soviéticos se redondeaban el vodka, vendiendo cigarros de contrabando en plena Plaza Roja. Eran los inicios del Bachaqueo en la órbita socialista. En nuestro continente, la revolución chavista para no ser menos, también ha hecho lo suyo. Un paseo por Caracas nos revelará cuantos nuevos oficios han aparecido gracias a esta descomunal torta llamada socialismo del siglo XXI. Por ejemplo, asómese al Guaire y observará a un nuevo gremio en acción: los llamados Mineros de la inmundicia. Son jóvenes veinteañeros que se sumergen sin escafandra y sin la vacuna contra la bilarzhia, en las profundidades del río para buscar joyas o cualquier cosa vendible. Por supuesto, para las estadísticas del INE estos caballeros están empleados y engrosan parte de la gloriosa clase trabajadora que tan bien representa el Presidente obrero que nunca ha trabajado. 

Otro de los oficios es el de Marcador de Cola. Estos son individuos que se han hecho indispensables para el venezolano que no tiene el tiempo suficiente para hacer las cuatro cinco horas de cola para comprar el pan, el jabón, el arroz regulado, la Batería para el carro o el queso a menos de 9 mil bolos el kilo. Por una módica suma estos servidores públicos se levantan en la madrugada a hacerle la cola donde usted le indique. Solo tiene que llamar al 0800-NOMECALOLACOLA e inmediatamente le atenderá alguien presto a “marcarle la cola” hasta que usted llegue. Pensando siempre en el cliente, el servicio incluye mensajes de texto para indicar a cuantas personas está su “marcador de cola” de las puertas de la panadería, el abasto o del expendio de Baterías. Así usted puede calcular su tiempo y hacer las diligencias previstas para el día sin la preocupación a que se le pase el día de su terminal de cédula sin comprar nada. Estos son apenas dos de los cientos de oficios que los venezolanos creativos han patentado para no ahogarse en el Mar de la Felicidad chavista. ¡Con Patria y sin plata. Nos las inventaremos!

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