lunes, 23 de diciembre de 2019

Añadir leyenda

Nicolás en Maiquetía, por Tulio Ramírez

@tulioramirezc

A las 6:30 am del día 24 de diciembre llegó por Maiquetía un personaje evidentemente extranjero, pasado de kilos y con una indumentaria muy vistosa. El gorrito era lo que más llamaba la atención, pero los guardias del aeropuerto asumieron que había echado un camarón durante el vuelo y se le había olvidado quitarse el camauro.
Antes de seguir adelante aclaremos. El camauro, no es un camarón con un aura. Se trata de un gorro de terciopelo rojo ribeteado de armiño, usado desde el siglo XII como prenda reservada a los papas, quienes lo utilizaban en invierno en lugar del habitual solideo blanco. Dicho de una manera más coloquial, se trata del gorrito de San Nicolás. Ahora, sigamos con el cuento.
La maleta de mano del extraño visitante era un saco rojo. Nadie le paró. Los extranjeros suelen ser a veces excéntricos. Al pasar por migración, en vez de presentar un pasaporte, enseñó una tarjeta de navidad. El joven oficial sonrió e insistió en el pasaporte, pero el noble anciano se empeñó en colocar sobre el mostrador la tarjeta. Por supuesto, fue el momento en que comenzaron los problemas.
Le indicaron que debía acompañar a unos funcionarios. Al ingresar a una pequeña oficina, lo primero que preguntó fue por qué no había un adorno de navidad. La respuesta fue “deje la vaciladera ciudadano, que usted está en problemas”. El ambiente se puso tenso. Los funcionarios lo requisaron y vaciaron el saco. Les extraño que no trajera ropa de muda, sino regalos. Duraron 3 horas abriendo los presentes en busca de drogas. No consiguieron nada.
La sospecha de estar frente a un miembro de la CIA, se apodero de los uniformados. “Si el viejito es un espía, mañana nos condecoran”, pensó el funcionario de mayor jerarquía, un teniente para más señas. “Identifíquese ciudadano”, increpó con autoridad, “San Nicolás”, respondió sonriendo el detenido. “Este carajo está loco e’bola o nos quiere vacilar”, se le escuchó decir al interrogador. Con cara de pocos amigos continuo el Teniente, “mira viejo, o te pones serio o te deportamos, ¿a qué viniste al país?”, “a traer regalos a los niños”, respondió quien se hacía llamar Santa.
“Aaaah, conque así es la vaina, pues ya caí viejo resabiado. Todo está claro, si vienes sin pasaporte, camuflajeado, y dices que vas a dar regalos a los carajitos, debo presumir que eres un contratista del gobierno. Tú eres quien provee de juguetes para las cajas CLAP. Por eso no quieres dejar rastro alguno, no vaya a ser que la oposición descubra el chanchullo de las comisiones y te manden a encanar con la Interpol. ¿Es así o no es así?”. Santa solo atinó a decir, “si usted lo dice”.
“Carajo Teniente, usted es un fenómeno, ¿cómo pudo descubrir la jugada del viejito?”, preguntó el Cabo Rentería, “Experiencia, Cabo, experiencia. Con los años y tantos operativos uno llega a conocer un corrupto hasta por la manera de caminar”. “Bueno, aclarado el asunto, vamos al siguiente paso viejito”. “Usted dirá”, respondió Santa.
“No te hagas el loco que aquí somos panas. Déjame lo mío por aquí y puedes seguir tu camino”. Desde el rincón, el Cabo gritó, “epa mi Teniente, no se olvide de mí, mire que yo gano menos que usted y tengo que llevar para la casa”. El Teniente respondió, “tranquilo Rentería, que el viejito sabe que aquí todos tenemos que comer”. Agregó el Teniente “de paso y para que quede claro, esto es una colaboración no una extorsión. No me le vayas a decir al enchufao de las Bolsas CLAP, que estoy obstaculizando el procedimiento, más bien dile que le estoy salvando el negocio”.
Ya con cara de fastidio el Teniente sentenció, “ok viejito, el Cabo y yo vamos a salir un momento para que dejes sobre la mesa nuestro aguinaldito y luego te puedes ir. Vamos a dar instrucciones para que te dejen salir del aeropuerto sin que te pidan papeles”. Una vez que salieron de la oficina, Santa procedió a cumplir lo solicitado y salió del aeropuerto sin que autoridad alguna lo volviera a detener.
El Teniente y el Cabo, pasados 15 minutos, retornaron presurosos. Encontraron sobre el escritorio 2 cajas envueltas con papel de regalo, en una había una estrella de Belén y. en la otra, una figura del Niño Jesús. Se miraron uno al otro totalmente desconcertados. Aparte, había un sobre que abrieron sintiendo un evidente alivio. Dentro había una tarjeta de Navidad con un escrito que decía. “Nadie sabe para quién trabaja, es muy grande el favor que le han hecho a los niños pobres venezolanos. Feliz Navidad. Santa”.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Socialismo


Los buenos y los malos en el socialismo, por Tulio Ramírez


Lo que ha justificado ante la historia la insurgencia de los gobiernos comunistas, ha sido la defensa de los pobres frente a la voraz explotación de los opresores capitalistas. Este discurso de justicia social y redención de los descamisados, si bien se fundamentó originalmente en la economía política marxista, ha devenido en un discurso manipulador de las emociones, con la misión de alimentar el resentimiento contra todo aquel que ha sido exitoso como empresario, comerciante o profesional.
El lenguaje maniqueo del “bueno” y el “malo” es el utilizado por la propaganda en regímenes autoritarios como los comunistas, nazistas, fascistas, islámicos o de cualquier otro cuño no democrático. En estos se estigmatiza a grupos sociales de acuerdo al calificativo que se imponga desde el poder. Así entonces hay “buenos” y “malos”, “patriotas” y traidores”, “fieles” e “infieles”, “puros” e “impuros”, “civilizados” y “bárbaros”. Desde el poder se fomenta la economía de pensamiento, al reducir la complejidad de las relaciones sociales a una fórmula simplista que encuentra suelo fértil en las masas ávidas de discursos mesiánicos.
Solo hay que echar un vistazo a la propaganda oficial de la antigua Unión Soviética y el resto de los países comunistas. Conceptos asociados a “los malos” fueron satanizados y sustituidos por expresiones asociadas a los pobres, o sea a “los buenos”. Así, términos como “realismo proletario”; “saberes populares”, “ciencia proletaria”, “contracultura”, “canción alternativa”, entre otros, se incorporaron al lenguaje de la izquierda mundial, descalificando como reaccionarias, expresiones como “belle canto”, “bellas artes”, “clase y elegancia”, “buen gusto”, entre otras. Hasta las normas de cortesía, pasaron a ser “rituales capitalistas que invisibilizaron las expresiones culturales de los oprimidos”.
Parafraseando al filósofo de Sabaneta, sila condición de riqueza degrada al ser humano, por interpretación, al contrario, el de pobreza lo sublima. En otras palabras, si ser rico es malo, entonces lógicamente, ser pobre es bueno. De esta manera, el comandante eterno, reprodujo en Venezuela la lógica seguida por el discurso comunista simplón inspirada enla Teoría de Trofim Lysenko sobre la existencia de dos ciencias, una burguesa, “mala y engañosa”, y una proletaria, “buena y verdadera”.
Pero la realidad es testaruda. En ese esquema maniqueo, el mundo comunista se encontró con una situación que no podía ser explicado con simples consignas. El asunto neurálgico consistía en cómo explicar a los “buenos” que mientras pasan penurias y mueren de hambre, sus líderes viven con muchos más lujos que los odiados “malos”.
Los ejemplos sobran. Los casos de Stalin y Fidel son emblemáticos. El primero, además de su lujosa Dacha ubicada en Kúntsevo en las afueras de Moscú, poseía palaciegas propiedades que lo alejaban del camarada de a pie, o sea de “los buenos”. Por su parte, Fidel Castro con sus mansiones, yates, lujos principescos e inmensa cuenta bancaria, hizo que por años rebasara, en la lista de los más ricos del mundo, a Isabel de Inglaterra y a Beatriz de Holanda. Sólo lo llegó a superar el rey de Arabia Saudita, Abdullah Bin Abdelaziz con sus 21 mil millones de dólares. Paradójicamente, Fidel “el bueno”, siempre fue candidato a la portada de la Revista Forbes, la revista de “los malos”.
El caso venezolano no es la excepción. A los pobres se les exige vivir como tales, es decir como “los buenos”, mientras que sus líderes lo hacen de manera descarada, como “los malos”. A “los buenos” les hacen ver que el carato de ñame es el mejor sustituto de la leche, o que las hallacas de sábila son más nutritivas, que el cocuy de penca es menos “dañino” que el whisky 18 años,que es ecológico estrenar ropa usada, que tomar pócimas y fumar tabaco para alejar al mal, es mejor que ir al médico porque “hay que tener confianza en la sabiduría popular”, o que hay que aplaudir la chabacanería y el mal gusto, porque “así se expresa nuestro auténtico y querido pueblo”.
Definitivamente el socialismo ha sido el sistema perfecto para adormecer a los pobres con la esperanza de un mundo mejor. Sus líderes, mientras aplauden el gesto heroico del pueblo por su combate, no contra la pobreza, sino para acostumbrarse a ella, se convierten en ricos y potentados. Si quiere pruebas, solo observe sus viviendas, vestimentas, calzados, carteras, prendas y relojes. Pregonan que ser rico es malo, pero cuando se trata de ellos, ciertas condiciones aplican.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Marcha 11 de abril de 2002


Breve historia de las marchas en Venezuela, por Tulio Ramírez


De las primeras marchas que se conocen en Venezuela quizás la migración a Oriente sea la más famosa. No era una marcha para reclamar pago de pensiones, ni por aumentos salariales, mucho menos para tumbar al gobierno. Todo lo contrario, era una marcha no para pedir sino para evitar algo. La intención no era protestar sino dejar Caracas para salvarse de las huestes de Boves. Estos paramilitares a caballo, cual colectivos chavistas, venían a la capital para no dejar títere con cabeza y defender las posesiones del imperio cubano, perdón, español.
La Campaña Admirable fue otra marcha memorable. Fue la primera marcha sin retorno de nuestra Historia patria. Devolverse a mitad del Páramo de Pisba después de atravesar llanos inundados y escalar montañas nevadas en alpargatas y sin camisa, era una soberana pendejada. “Pa’lante es pa’lla”, decía Bolívar, y la tropa mal vestida y hambrienta respondía, “Pa’tras ni pa´cogé impulso, mi general”. A diferencia de la Migración a Oriente, esa marcha, si era para tumbar el gobierno español de la Nueva Granada. Afortunadamente los patriotas llevaban algo más que banderitas y pitos, porque si no el ejército español en Boyacá, les hubieran dado guataco por las orejas.
Desde 1830 al período gomecista, no hubo marchas civiles de especial trascendencia, solo incursiones de caudillos regionales con ejércitos particulares, guiados por la apetencia del poder y el erario público. Según la historia rojita, todos eran escuálidos menos Zamora que era chavista.
Los ropajes doctrinarios eran disímiles, se presume que se usaban solo para llevarle la contraria al caudillo de la competencia. Si unos eran liberales los otros conservadores, si unos eran centralistas los otros eran federalistas, o viceversa. Al parecer en esa época se dio inicio a la rivalidad entre caraquistas y magallaneros.
De Gómez a Pérez Jiménez las marchas civiles desaparecieron, salvo la famosa marcha de los jesuitas en el trienio adeco, reclamando igual trato para los estudiantes de las escuelas privadas. Esa marcha que para más señas fue con retorno, hizo recular al gobierno de Betancourt, quien echó para atrás el Decreto 321 que imponía a los colegios privados un régimen de evaluación estudiantil discriminatorio con respecto a los de las escuelas oficiales. 
Con la llegada de la democracia representativa, se pusieron de moda las marchas de trabajadores los primero de mayo de cada año. Marchaban obreros y empleados adecos, copeyanos, urredistas y comunistas cantando todos el Himno Nacional, además de sus consignas reivindicativistas. Eran marchas con retorno, pero no precisamente al hogar, sino a la parrillada organizada en las casas sindicales.
Durante los 80 y 90 la marcha como instrumento de reclamo se puso en boga. Aún recuerdo las marchas de maestros por la firma de contratos colectivos y las universitarias por un presupuesto justo. No siempre culminaban pacíficamente, es cierto, pero quedaba la sensación de que tales demostraciones servían para dar señales de fuerza y presionar conversaciones que despejaban caminos para solucionar los conflictos de manera negociada. Las Tascas de La Candelaria fueron fieles testigos del retorno de marchistas exhaustos en búsqueda de una fría para refrescarse.
Con el chavismo la marcha se transforma en un arma más política que reivindicativa. La marcha del 11 de abril de 2002 se convirtió en una referencia para América Latina. Se consideró como la más concurrida y la más cruelmente reprimida. El desenlace final no estuvo determinado por la decisión de los ciudadanos, quienes retornaron a sus casas confiados en que, con la intervención en cadena nacional del General Lucas Rincón, el infierno chavista había acabado..
De ese momento a la fecha las marchas no han cesado de salir. Las del gobierno cada vez más escuálidas por las razones que todos conocemos (“si no hay leal no hay malcha”, reza el refranero chino), mientras que las de los opositores se comportan como un electrocardiograma, con picos altos de participación seguidos de picos bajos.
La diferencia con las etapas anteriores es que ahora la participación en las marchas opositoras va a depender si es con o sin retorno, no vaya a ser que alguien se sienta “engañado”. Las convocatorias deben tener una advertencia al igual que los refrescos. Una etiqueta visible que indique si tiene o no tiene azúcar. Francamente.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Anarquismo
Añadir leyenda


¿Anarquismo igual a desorden?, por Tulio Ramírez


A diferencia de la creencia común, el anarquismo no es necesariamente sinónimo de desorden. Si bien toda conducta desordenada tiene algo de anarquismo, no toda conducta orientada por el anarquismo es desordenada. No es un juego de palabras. No es lo mismo decir “dame una pelota vieja, por favor”, que decir “vieja, por favor, dame una pelota”. Anarquismo y desorden son dos conceptos que hay que aclarar como parte del “marco teórico” que se necesita para comprender el comportamiento de muchos venezolanos en tiempos de revolución.
El desorden, según ese faro de la sabiduría de nuestros tiempos llamado Wikipedia (asesor ilustrado de nuestros estudiantes en todos los niveles educativos), es sinónimo de caos, un antónimo de orden o, en su acepción más sistémica, una alteración de la organización y funcionamiento del sistema.
Hay desorden cuando no existen reglas, y si existiesen, no se acatan. Por ejemplo, en muchas manifestaciones espontáneas, la gente tiende a actuar de manera desordenada y caótica. Es muy usual que se lleven a cabo acciones que luego, en retrospectiva, sorprendan hasta al mismo sujeto que las realizó. “¿Qué me pasó?, ¿cómo es posible que haya intentado quitarle el escudo a ese policía?”, son las expresiones más comunes de quien se desbocó, guiado más por las vísceras, que por el cerebro.
Por el contrario, el anarquismo, según la ya referida fuente (solo superada en consultas por las muy académicas páginas “El rincón del vago” y “Permite que yo te hago la tarea”), supone acciones no sujetas a normas y reglas, bajo el principio del desconocimiento de todo tipo de autoridad. El francés Jean Proudhon, fue quien estableció las bases doctrinarias del movimiento conocido como anarquista. Su libro, escrito en 1840, titulado ¿Qué es la propiedad?, es el alfa y el omega de esta particular manera de entender lo que, según su criterio, es el camino que toda sociedad debe seguir para lograr la libertad plena. En síntesis, el anarquismo es más una posición política, que anímica.
Así entonces, la diferencia es clara. El desorden, si bien puede tener una dosis de anarquía, no es orientado por doctrina alguna y promueve el caos colectivo, mientras que el anarquismo lejos de ser un movimiento desordenado y caótico, persigue un tipo de organización social no sujeta a autoridad alguna. De seguro un anarquista no obligaría a los niños a hacer una fila por orden de tamaño, para recoger los caramelos una vez rota la piñata, pero tampoco permitiría una situación de caos para que los más grandes puedan aplastar a los más pequeños y quedarse con todos los caramelos.
Se preguntarán a qué viene esta perorata un lunes en la mañana, cuando se supone que los articulistas serios deben tener consideración con lo que queda de los lectores, después de un intenso fin de semana. La razón es que en el mercado de la cuadra un vecino aseguraba, que en Venezuela estaba reinando el anarquismo porque nadie le paraba bolas a nada y todos hacían lo que les daba la gana.
Por mi defecto de fábrica (ser profesor), intenté explicarle que, en vez de anarquía, lo que reinaba era el desorden, el relajo y la pillería. Le señale que los anarquistas no son de los que se lanzan a empujones en el Metro para evitar que una ancianita tome un asiente libre, y que tampoco los veía rompiendo vidrieras para robar un televisor mientras protestan por el maltrato a las mascotas, y menos orinando en un parque lleno de niños simplemente porque “me dieron ganas”. Ante la cara de “no entiendo”, le terminé diciendo que, si Miranda invadiera nuevamente a Venezuela para liberarnos del chavismo y entrara por el aeropuerto de Maiquetía, al encontrarse con su equipaje desvalijado y ante la indiferencia de las autoridades, lo más seguro es que terminaría gritando a todo pulmón ¡Bochinche, Bochinche!, y no ¡Anarquía, Anarquía! Creo que al final, si me entendió.

lunes, 28 de octubre de 2019


Manipulación



¿Manipulación estudiada o simplemente cinismo?, por Tulio Ramírez


Me dirigía hacia la universidad con el pensamiento puesto en el tema del artículo de esta semana. Como le suele suceder a los aficionados como yo, no tenía claridad sobre lo que iba a escribir. Sin embargo, estaba confiado que antes de las 12 del mediodía (hora en que debía enviar mi colaboración a TalCual), algo se me iba a ocurrir. Son 10 años con esta columna quincenal y esto me ha pasado por lo menos en un 25% de las oportunidades. Había que tener fe, Dios protege al inocente.
Bueno, siempre exagero, en verdad tenía tres temas. Uno de ellos, la elección de Venezuela como miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Me gustaba porque equivalía a nombrar a un miembro de ISIS como integrante de la Comisión de Tolerancia Religiosa y Convivencia Pacífica. Otro tema era el del Petro, la “criptomoneda” que el gobierno nos quiere obligar a comprar, pero que ningún alto funcionario rojito quiere en sus cuentas.
Finalmente, y estaba de papayita, el tema del allanamiento a la inmunidad parlamentaria de Juan Pablo Guanipa. Allanamiento solicitado por una Asamblea Nacional Constituyente, cuyos Diputados allanadores, participaron más temprano en los debates de la Asamblea Nacional legítima y no dijeron esta boca es mía. Comportamiento de carajitos que se creen más vivos que todo el mundo.
Como pueden ver, el drama no estaba en la falta de tema, sino en escoger el más “mercadeable”, como dicen ahora los emprendedores de tarantines de cocadas o de “tetas” de café, azúcar y aceite. Así pues, estaba deshojando la margarita, cuando escuche algo insólito en una de esas emisoras de radio “Patria o Muerte” con el régimen.
Una voz juvenil comentó 3 noticias que, ni el bobo de Tapipa se hubiese tragado sin regurgitarlas. Era tal el sesgo y la manipulación, que se tornaba difícil identificar si era en serio o era una joda de esas a los que nos tiene acostumbrado ese simpático personaje de Emilio Lovera, llamado “El Chunior”.
El primer comentario fue sobre la represión en Ecuador. La joven locutora manifestaba “es indignante y debe llamar a la reflexión de la comunidad internacional, como se masacra impunemente a una población que solo ejercía su derecho a manifestar por las políticas nefastas de un gobierno autoritario”, agregaba, “se conoce que fuerzas paramilitares armadas por el régimen, disparaban a mansalva sobre el pueblo, ante la total indiferencia de las fuerzas públicas”. No, mi querido lector, no insista, no hablaba sobre Venezuela.

El segundo comentario fue en torno al paro de maestros, pero en Chicago. Leía una nota de prensa e indignada expresaba cómo en un país “supremacista y xenófobo” atentaban “de manera criminal” contra los derechos de sus docentes. Lo hilarante es que, al colocar la grabación de una entrevista hecha a uno de los docentes en huelga, se escucha: “nosotros estamos en paro para lograr que la educación sea cada vez mejor. Solicitamos a la alcaldesa más bibliotecarios, enfermeras y consejeros. Nuestros niños merecen eso y más”. En ningún momento se mencionó la necesidad de mejoras salariales. Después de esa noticia, no se escuchó ni una palabra sobre el paro de nuestros maestros y su lucha por ganar un salario que les permita al menos comer.
El tercer comentario de esta suerte de “Periodista Integral Comunitaria” fue cuando se refirió a la preocupación de Maduro y Arreaza por la represión a los estudiantes chilenos. Manifestaba que “Nuestro gobierno llevará hasta la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la denuncia sobre esta cruel represión que ya raya en el genocidio. La idea es proteger a estos héroes estudiantiles que luchan contra el neoliberalismo y por la libertad de los pueblos”. Luego de esta arenga solidaria, procedió a anunciar con evidente emoción la orden del Presidente Maduro de reprimir a los estudiantes venezolanos que “retomen las guarimbas”. Me baje del carro estupefacto y con tema para el artículo.