lunes, 22 de noviembre de 2021

 

Reflexiones anticipadas sobre el día después, por Tulio Ramírez

Reflexiones anticipadas sobre el día después
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Twitter: @tulioramirezc


Voy a escribir el artículo y faltan tres días para las elecciones regionales. Para no saturar al lector se me ocurrieron algunos temas que no tenían que ver con lo electoral. La idea era esperar los resultados del domingo, para después, con los pelos en la mano, decir de cual color es el burro. Sin alusiones personales, claro está.

Se me ocurrieron varias ideas. Una de ellas tenía que ver sobre las veces que la empresa que sustituyó a Directv ha puesto en la programación películas como “Ataque a la Casa Blanca”, “Cómo si fuera la primera vez” o “Duro de Matar”. A veces me pregunto si se trata de un experimento social tipo “Volver al Futuro” o simplemente es la programación más barata que pudieron conseguir. Finalmente me dejé de tonterías y me decidí por el tema electoral. Disculpen amigos, ¿cómo eludirlo? 

Confieso que mi capacidad adivinatoria en esta materia está muy mermada. No es para menos. En los regímenes como el nuestro, los conejos saltan del lugar menos esperado. Por ello las encuestas, aunque hechas de manera muy rigurosa y con un mínimo de error admisible, nunca la pegan.

En países normales, las encuestas electorales, generalmente atinan en sus pronósticos. Son remotas las probabilidades de que ocurran hechos sobrevenidos que afecten la estabilidad de la intención de voto del encuestado. Esto facilita predecir resultados con un alto índice de seguridad. Así, si vale la pena meterse a encuestador. 

Cuando se trata de países con regímenes políticos tan poco dados a la honestidad y la transparencia electoral, es muy común que se pierda la credibilidad en el voto. En países con gobiernos que controlan y manipulan el conteo de votos, las encuestas pueden dar ganador a un candidato determinado y ¡Zúas!, “triunfa” quien tenía menos puntos que los obtenidos por Jaimito en el examen trimestral de matemática. 

Pero si además de la baja credibilidad en el organismo electoral y en la moralidad del partido de gobierno, las organizaciones y candidatos que representan el cambio asumen conductas que en nada ayudan al entusiasmo del votante. Se termina estimulando el desencanto, lográndose el efecto contrario al deseado. 

Dada esta dinámica percibo que los votantes opositores se han convertido en almas libres, poco fieles a la disciplina partidista, y muy dueños de sus votos. Hoy, son cada vez menos los que se dejan llevar nariceados a votar o a acatar la orden de abstenerse “porque así lo decidió el partido”. }

Los chavistas tampoco están exentos de este fenómeno, viven su propio calvario. La simulación en este sector tiene confundido al liderazgo. Temen que aunque obliguen a votar, el camarada finalmente no votará por ellos.

Más allá de estas divagaciones, lo que si es cierto es que a esta hora ya usted conoce los resultados de los comicios. Claro, a menos que, por alguna de esas sorpresitas a las que nos tiene acostumbrado el CNE, no se hayan hecho públicas. Recordemos que todavía están contando los votos para la Asamblea Nacional Constituyente. Quizás algún día conoceremos cuantos obtuvo cada uno de los Diputados de esa extinta e inútil ANC.

Pero partamos del supuesto que ya se dieron “las tendencias irreversibles”. En ese caso valdría la pena evaluar los resultados de dos regiones, a saber, Miranda y Distrito Capital. En Miranda hubo, aunque a última hora, una candidatura única de oposición y en el Municipio Libertador fueron dos las candidaturas opositoras. Los dos escenarios controvertidos. 

Los expertos y políticos de oficio se darán un banquete analizando cualquier cosa que haya pasado. Siempre dirán que lo habían predicho porque nunca se equivocan. Me imagino también a los managers de tribuna que, desde las gradas y sin ensuciarse el uniforme, prescribirán lo que deberá o no deberá hacer la oposición para próximas elecciones, como condición para contar con su valiosísimo voto. Son solo reflexiones anticipadas, sobre el día después.