lunes, 16 de diciembre de 2013

Así lo cuento yo

Aquí Opinan
Lunes 16 de Diciembre de 2013
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TalCual


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Así lo cuento yo



TULIO RAMÍREZ



Señalan algunos historiadores que el español Garci González de Silva (15461625) fue de los más aguerridos y persistentes conquistadores que hayan pisado tierra venezolana. Desde que llegó de su natal y extremeña ciudad de Mérida, se dedicó a lidiar con unos indios que no se dejaron acoquinar por quienes, apoyados por el Rey Don Felipe II, pretendían aplicar en estos territorios el Primer Plan Socialista para los Territorios de Las Indias 1569-1575 (este sí fue el primero) que, por vía de Edicto Real y sin consulta previa, fue aprobado en la Sala Situacional del Palacio del Escorial, el equivalente al Camp Davis del imperio gringo.

Garci González no se explicaba el porqué esos indios resabiados se oponían a un Plan que fue diseñado para que lograran la suprema felicidad. La oposición más fuerte la obtuvo de la trilogía del mal conformada por Tamanaco, Paramaconi y una indiecita jodedora a quien llamaban Urquía, quien al parecer tenía un jujú con un tal Guaicaipuro, un indio de la extrema derecha del Río Catuche, quien armaba guarimbas en la zona este del Valle de Caracas. El Conquistador, actuando en nombre del Rey y Comandante Galáctico, utilizó los mil y un ardides para ganarse la voluntad de las tribus.

Muchas veces intentó serrucharles el piso a los caciques de la Unidad Tribal. Trató de convencer a la indiada pata en el suelo (literal), de que sus chozas eran precarias porque los caciques acaparaban el cemento y las cabillas para hacer sus mansiones en La Lagunita. Más de una vez se le escuchó denunciar por los medios de la Capitanía General que los Amos (originarios) del Valle vendían a precio de gallina flaca el oro y la plata a los imperialistas ingleses, para después comprarles joyas Cartier que solo luciría el cacicazgo parasitario y apátrida. Estos argumentos los combinaba con una feroz represión a todo aquel que salía a protestar por la escasez, ya que los conucos fueron expropiados por la Corona para instaurar empresas de propiedad social, quebrándolas por completo.

Cuentan que en 1578, por órdenes del Gobernador Juan de Pimentel, fue a conquistar a los indios Cumanagotos y Chacopatas con la idea de incorporar a la provincia de Caracas las tierras comprendidas entre los ríos Unare y el Neverí. Antes de utilizar la fuerza, repartió entre las Tribus microondas, neveras, planchas, plasmas y pelotas firmadas por Magglio Ordoñez. Garci tenía la esperanza de vencer la resistencia de estos orientales jugadores de truco, hacedores de sancocho y bebedores de ron.

Mientras se hacían las colas para recibir los artefactos, construyó la ciudad del Espíritu Santo de Querequerepe. Cuandola concluyó y procedía a fundarla como primera Ciudad Comunal de Venezuela, tuvo que abandonarla a causa de la resistencia indígena. Todos se le voltearon a última hora.

Garci González entendió que el Primer Plan Socialista estaba muy bien escrito, pero muy mal prescrito, ya que no bastaban plasmas para amarrar lealtades. Así me lo contaron, así lo cuento yo.

lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Obligados a comer zambumbia?




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Lunes 02 de Diciembre de 2013
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TalCual



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¿Obligados a comer Zambumbia?



TULIO RAMÍREZ



El socialismo del siglo XXI es, literalmente, una zambumbia ideológica. Para los lectores menores de 40 años este término quizás les resulte un poco extraño. La zambumbia es una expresión muy venezolana que hace referencia al resultado de combinar todo lo que quedó del almuerzo y la cena del día anterior, para servirlo en un solo plato y almorzar al día siguiente. Es un recurso que todavía se utiliza en los hogares más pobres del país, y eventualmente en aquéllos no tan pobres. Así podemos darnos un gustazo con un plato de caraotas con espaguetis, reforzado con tortilla española, pollo y trocitos de jojoto. Esta mescolanza siempre sabe mejor de lo que se ve, pero se aleja de toda la ortodoxia culinaria recomendada por la literatura gastronómica de los Scannone, Estévez y Lozano, así como por todo el ejército de nutricionistas y dietistas que se empeñan en que comamos civilizadamente para preservar nuestra salud y la pureza del aire en el seno familiar.

No siempre estas zambumbias generan malestar estomacal. Inclusive, mientras más pobre sea el viandante, menos probabilidad de que termine vaciando los intestinos antes de que culmine el ciclo de la digestión. Quizás por ello siempre se ha dicho que el mejor ingrediente de una comida es el hambre. Para otros estómagos más delicados y no acostumbrados a este reingeniería culinaria, las consecuencias son menos aleatorias, se traga con el mismo gusto; pero la pancita, no acostumbrada a estas improvisaciones, rechaza esta anárquica invasión a sus predios con la consecuente emergencia sanitaria.

Así se está comportando la sociedad venezolana ante la zambumbia ideológica que justifica el modelo socialista que se quiere imponer a troche y moche. ¿Que porqué es una zambumbia?, saque usted sus propias conclusiones, amigo lector. Se pregona que la revolución socialista es humanista, pero deja morir a hombres como Franklin Brito y mantiene presos a inocentes; se dice igualitaria y no clasista, pero la burguesía roja está más boyante que nunca; se dice anticapitalista, pero ayuda a la burguesía internacional comprándole sus productos; se dice soberana, pero se baja los pantalones ante China y Cuba; se dice obrerista, pero no discute contratos colectivos y apresa sindicalistas; se dice no consumista, pero obliga a reducir precios para que la gente compre lo que no necesita; se dice ética pero compran diputados sin ningún rubor y enjuician con pruebas falsas a otros; se dice justiciera, pero le tuerce el brazo a los jueces; se dice laica, pero adora a una deidad con verruga en la frente; se dice democrática, pero calla a los medios. Total, es un plato con ingredientes contradictorios que nos sirven a diario sin aliño y sin sal. Es cierto, muchos venezolanos han sido capaces de digerirlo, sobre todo los más pobres, porque se sirve en nombre de ellos y algunas migajas han obtenido para medio paliar el hambre. Pero hoy día la mayoría no ha sido capaz de tragar tal zambumbia y se resiste a comérsela obligado.