lunes, 25 de agosto de 2014

Nos ahogamos en el Mar de la Felicidad

Aquí Opinan
Lunes 25 de Agosto de 2014
 |  17
TalCual


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Nos ahogamos en el Mar de la Felicidad



TULIO RAMÍREZ



Nunca pensé que llegaríamos por cuenta propia a ese paradigma de la felicidad chavista como es el mar del socialismo cubano. Siempre confié en que, después de 40 años de progreso con sus altibajos, nos habíamos acostumbrado a cierta calidad de vida. Durante ese período satanizado por los cultores del socialismo criollo, buena parte de la población pudo disfrutar de algunos pequeños placeres como unas vacacioncitas en el exterior o en Margarita; de ropa de calidad comprada por cuotas a la señora que viajaba y vendía en la oficina; de darle al interruptor, abrir el chorro y contar con luz y agua al mismo tiempo; de escoger el desodorante; de comprar divisas cada vez que le diera la gana y de ir a Paraguaná a comprar el whisky para la Primera Comunión de la niña. Hasta los más pobres podían disfrutar de un equipo de sonido de la mejor calidad para animar al barrio desde el sábado a las 10 am cuando empezaba el dominó, hasta la medianoche del domingo cuando se acababa la última birra. No hacía falta ser un enchufado para darse esos pequeños lujos, que a fuerza de cotidianidad no parecían tales.

Viajé a Cuba en varias oportunidades a participar en eventos académicos. Durante esas visitas pude cultivar amistad con algunos colegas de la isla, esto permitió que conociera La Habana profunda, aquélla que no está a la vista del turista gozón. Estuve en esa Habana donde una familia completa comienza su día de trabajo y estudio con un desayuno compuesto por media lonja de pan, una rodaja de tomate y un vaso de agua porque no hay más nada; donde una pareja de esposos, médicos ambos, tienen acceso a dólares, porque ella cuando no tiene guardia acompaña a turistas los fines de semana a Varadero; una Habana donde después de la medianoche comienza el intercambio clandestino de los productos de la libreta, te doy el arroz por la leche o la leche por crema dental. Una Habana donde el ingeniero tiene que robarse la pintura de la obra para cambiarla por habanos, también robados de la fábrica, que luego venderá a turistas por los dólares que necesita para comprar unos zapatos en la tienda exclusiva para extranjeros. Ese es el oleaje que surfea el cubano en ese mar de la felicidad.

Hoy camino por las calles de Caracas y me da la sensación de estar en esa Habana profunda. Cuando observo las enormes colas para comprar alimentos que escasean, la gente en la calle con su bolsita por si consigue algo, tarantines de reparación de yesqueros desechables, barberos en una esquina afeitando al aire libre, calles sucias y edificios ranchificados, prostitución en zonas insospechadas, afiches dando vivas a logros inexistentes, empresas estatales que dan pérdidas, jóvenes soñando con irse del país, madres deseando un hijo deportista para salir de abajo, niñas en las puertas de los hoteles turísticos buscando el dólar fácil, comercios que cerraron sus puertas, miradas de desesperanza en las paradas del bus, me da la impresión de que, sin darnos cuenta, nos estamos ahogando en ese mismo mar de la felicidad. @tulioramirezc

lunes, 11 de agosto de 2014

Déjese ayudar, mi Presi (II)

Aquí Opinan
Lunes 11 de Agosto de 2014
 |  17
TalCual


Aquí Opinan

Déjese ayudar, mi Presi (II)



TULIO RAMÍREZ



Recordará, mi querido líder, que hace 15 días, por esta misma vía, le envié un Plan para reducir los 30 ministerios y nosecuántos Viceministerios que están bajo su sabio mando. Ni idea de si leyó la propuesta, pero si no lo ha hecho, está a tiempo. He revisado los sopotosientos periódicos que apoyan a la revolución y no he visto que haya comenzado la reestructuración. Le informo que camaradas allegados me han felicitado por proponer 8 ministerios, pero se han extrañado que no haya mantenido el Viceministerio de la Felicidad Suprema. Mi respuesta ha sido diáfana y clara como el proceso mesmo: tan importante tarea no se le debe confiar a cualquier funcionario, pues ellos no tienen la capacidad para comunicarse con el Comandante Eterno y recibir la retroalimentación que les indique si están haciendo o no feliz al pueblo venezolano. Eso solo usted lo puede hacer, por tanto usted es quien debe asumir esa responsabilidad. Pero no quiero ahondar en ese tema. Hoy nuestra contribución será en materia económica.

Confieso que no soy ducho en inversiones, mi sueldito de profesor universitario no me ha permitido desarrollar esas habilidades. Quizás sea en Administración del Hogar donde mayor experticia tengo, pero para eso usted cuenta con la Primera Combatiente. Sin embargo me atreveré a sugerirle cómo hacer uso de los 40.000 millones de dólares que el camarada Xi Jinping, en un gesto de desinteresado internacionalismo proletario, nos prestó para salir de los problemas económicos en que nos ha metido el imperio para socavar las bases de nuestro modelo, envidia de finlandeses, noruegos y suecos. No se deje embaucar por aprendices de brujo, esos déjelos para áreas como planificación, salud, petróleo y finanzas. A ese dinero fresco hay que darle mejor destino y en ese sentido van mis propuestas.

Las más urgentes. Hay que asegurar los dólares para pagar las citas de renovación de visa para los 25 funcionarios injustamente castigados por el Gobierno de Obama, no será fácil sacarla pero el que insiste vence. Ante el anuncio de escasez de Harina de Maíz, hay que apartar algunos millones de dólares para comprarla por Amazon y poder abastecer los Mercal y Bicentenarios de todo el país. Ya basta de carros chinos para nuestros sacrificados líderes, hay que importar carros japoneses, europeos y camionetas 4x4 gringas en cantidad suficiente para renovar el parque automotor cada dos años de aquí al 2051. No podemos dejar a la descendencia de los próceres de la revolución sin disfrutar merecidas vacaciones en Disney, de tal manera que es pertinente y justificado hacer un parque temático similar, made in china, por los Valles de Aragua donde es más fácil expropiar las tierras necesarias. Por último, y siempre pensando en nuestro pueblo y sus necesidades, sugiero elevar el monto para compras electrónicas de 300 a 3000 dólares a través de la Tarjeta "Vaya pa’ esa mi Sangre", para comprar exclusivamente productos elaborados en Cuba o triangulados por ellos. Déjese ayudar mi presi.