lunes, 19 de mayo de 2014

Busco terapeuta que cobre barato

Aquí Opinan
Lunes 19 de Mayo de 2014
 |  14
TalCual


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Busco terapeuta que cobre barato



TULIO RAMÍREZ



De un tiempo para acá he estado preocupado por descubrir quién soy realmente. Esa crisis existencial que hoy los muchachos resuelven sin mayores contratiempos, la he venido arrastrando desde que hice ese viaje a Disney. Antes de ese periplo tenía muy bien definida mi identidad política y nacional. Desde mis años universitarios militaba en las filas revolucionarias, hacía lo que en la época se llamaba "trabajo de barrio", leía obras como Así se Templó el Acero, La Madre, Guerra de Guerrillas y las Cinco Tesis Filosóficas. Escuchaba con devoción a Alí, Soledad, Pablo, Silvio y el Quilapayún, sintonizaba Radio Habana en onda corta, leía Cuba Internacional, comía en el comedor de la universidad y no me pelaba ninguna obra de teatro contestatario en la Sala de Conciertos. En fin era un revolucionario estándar que, como tantos otros, para el mes de agosto daba un alto en la lucha ya que viajaba a Carúpano, con el fin de perfeccionarme en el juego de Truco y armar la parranda con Martín, hoy día mi compadre, en la siempre acogedora casa de Julián y Dora allá en Curacho.

Todo estaba en su lugar. Después de graduado, continúe fiel a mis ideales. No podía ir a una fiesta porque después del cuarto trago trataba de convencer al dueño de la casa de que se incorporara a la lucha. Sí noté, después de un tiempo, que ya nadie me invitaba a los saraos, pero siempre lo atribuí a la moda de las discotecas que hacían cada vez menos frecuentes las rumbas hogareñas. En el trabajo no era diferente. En mi escritorio no solo estaban los papeles de la aseguradora, aprovechaba y a cada cliente le daba como anexo de su póliza un folletín del Partido. Muchos, sin siquiera ojearlo, me lo devolvían aduciendo que ya habían comprado La Atalaya. Mi consecuente militancia me costó un despido que siempre consideré injustificado, pero el Ministerio del Trabajo no. La razón real: querer crear un sindicato, pero la Inspectoría del Trabajo alegó que para ello no tenía por qué apoderarme a la fuerza de una de las oficinas de la empresa y confiscar una impresora para sacar propaganda contra nuestros patrones explotadores. Cosas de la IV.

Pero llegó ese bendito viaje y todo se trastocó. No quería ir, lo juro, pero más pudo la ilusión de mi pequeña hija. Desde que regresé todo cambió para mí. Tanto orden, limpieza, respeto, colaboración policial sin matraca, libertad de tránsito, servicios que funcionan, correos que no son huecos negros para las cartas, sueldos para vivir decentemente, justicia independiente, respeto a los semáforos, motorizados que no transitan por aceras, devoluciones de mercancías con desperfectos sin necesidad de amenazas de demanda, autos estacionados con vidrios abajo y llaves puestas, bicicletas sin cadenas ni candados tiradas en jardines de casas sin rejas. Fue mucho para mí. Mi salud mental se resintió. Pasé del comunismo al consumismo y ahora añoro los EUA y no me interesa ir a Cuba. ¿Seré un apátrida pitiyanky? Busco terapeuta que cobre barato y pague sus propios whiskys.

lunes, 5 de mayo de 2014

Cuando ven el mogote saltan

Aquí Opinan
Lunes 05 de Mayo de 2014
 |  14
TalCual


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Cuando ven el mogote saltan



TULIO RAMÍREZ



No creo que con la metodología propuesta para hacer la Consulta Nacional por la Calidad de la Educación, se pueda hacer un diagnóstico objetivo sobre esa materia. El gobierno invertirá millones de bolívares, para preguntar a niños de primaria y jóvenes de secundaria sobre cómo sería la escuela que sueñan. De seguro le estallará en la cara al funcionario de turno la constatación de lo poco que han hecho en educación en los 15 años de revolución "bonita", cuando en la mayoría de los planteles oficiales contesten que sueñan una escuela con agua, baños que sirvan, pupitres en buen estado, bebederos, pizarra de verdad, maestros con ánimos de trabajar, sin exoneraciones de materias que no han visto por falta de profesor, sin basura alrededor, sin Consejos Comunales que los adoctrinen, sin asaltos, con Directores que sepan dirigir y con la arepita y el vasito de leche diario para desayunar. Esto solo explicaría parte del deterioro de la educación en el país, lo de la calidad es otro asunto.

Si el gobierno quisiera hacer cambios profundos en educación, debería comenzar por evitar el uso de algunas frases hechas y conceptos repetidos hasta el cansancio, ya que no contribuyen a comprender lo peliagudo del problema. En el documento central de la Consulta se comienza afirmando que "los logros en materia educativa" se han dado por la voluntad política del gobierno "para mejorar la calidad". Frases como esta, hacen innecesaria la propia consulta. Lo otro es el uso del término inclusión. Pues bien, hoy en día su uso en el mundo no se reduce solo a la incorporación de más niños a la escuela. No, hoy el término hace referencia a impartir una educación de calidad para todos con independencia de su condición. Si esto es así, el gobierno no debería vanagloriarse. La deuda con los más pobres, ayunos de una educación de calidad, ha convertido al gobierno en promotor de la exclusión más que de la inclusión.

Algunos padres han expresado temores sobre la Consulta, veamos por qué: el gobierno ha insistido en que de aquí al 2019, la ruta la trazará El Plan de la Patria. Al revisar este documento observamos en el punto 2.4.1.3 esta perla: "Adecuar los planes de estudio en todos los niveles para la inclusión de estrategias de formación de valores cónsonos con la nueva sociedad que estamos labrando", léase la sociedad socialista. Si esto es así, en materia educativa no podría haber una excepción, de tal manera que tienen fundamento las dudas sobre si el gobierno asumirá propuestas educativas que se orienten a algo diferente al socialismo. ¿Qué estos temores son exagerados y pesimistas? Bueno, me remito a los resultados del referendo consultivo del 2007, donde la mayoría se expresó contra la propuesta de incluir el modelo socialista en la Constitución, sin embargo Chávez hizo caso omiso a este mandato del soberano y ya sabemos por dónde se movió la historia. No, no se trata de padres radicales y pesimistas, se trata de picados de culebra, y es por eso que cuando ven el mogote, saltan.