lunes, 24 de febrero de 2014

!Seré iluso, pero no imbécil!

Aquí Opinan
Lunes 24 de Febrero de 2014
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TalCual


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¡Seré iluso, pero no imbécil!



TULIO RAMÍREZ



Soy disciplinado. Cuando el Comandante Eterno dio la orden de sembrar huertos para lograr nuestra soberanía alimentaria, llené mi balcón de plantas de tomate, cilantro, ají y cebollín, pero nunca se dieron, había que regarlas todos los días, y nunca había agua. Cuando ordenó hacer gallineros verticales, monté unas jaulas en la ventana del lavandero, pero los vecinos de abajo se quejaron porque las deposiciones caían sobre la ropa colgada en el tendedero. En otra oportunidad sugerí a mi mujer y a mis hijas que utilizaran las toallas sanitarias reusables y casi me cuesta el divorcio. Fallecido el chivo que más meaba, quedé sin orientaciones para dirigir la economía familiar. Fui a tientas por mucho tiempo, hasta que nuestro nuevo máximo líder, dio la orden de adquirir plasmas a precios socialistas. Saqué todos mis ahorros y llene mi apartamento de televisores. Ya no utilizamos revistas o un buen libro para ir al baño, sintonizamos VTV.  

Más recientemente, un camarada Diputado a la Asamblea Nacional, quizás inspirado en las ideas de nuestro fallecido líder, nos recomendó la cría de animales de corral en nuestros hogares. Inmediatamente procedí, bajo la protesta del frente interno (léase cuaima y cuaimitas), a convertir mi apartamento de 60 metros en una suerte de finca campestre. En el cuarto de las niñas coloqué 6 gallinas ponedoras con su respectivo gallo. El último percance fue el picotazo que recibió una de mis hijas al buscar las pantys en una gaveta donde Teodorica, la gallina más ponedora, había construido su nido. En el baño coloque a Nerón. No, no es un perro, es un cochino que estoy engordando. Al principio los vecinos se quejaban por el escándalo. Tuve que pedirle a Jesús Abraham, el primo veterinario, que le cortara las cuerdas vocales, así como hacen los camaradas cubanos para que Sanidad no los pille. En la bañera metí 4 chigüires. A mí me gusta el pisillo en Semana Santa y con eso lo garantizo. En el balcón tengo a Rihanna, una cabra bautizada así por la menor. La idea era abastecernos de leche, pero ardió Troya cuando se comió la sábila que sembró mi suegra para la buena suerte y un pasaporte que estaba sobre la repisita de las fotos familiares. ¡La cabra o yo!, fue el ultimátum. Bueno, me estoy acostumbrando a vivir solo, ojalá recapaciten pronto.

lunes, 10 de febrero de 2014

!Muerte a las Telenovelas!

Aquí Opinan
Lunes 10 de Febrero de 2014
 |  15
TalCual


Aquí Opinan

¡Muerte a las telenovelas!



TULIO RAMÍREZ



No sé cuánto tiempo he estado engañado. La verdad, nunca entenderé cómo he perdido tiempo estudiando disciplinas tan enrolladas y manipuladoras como la sociología de la comunicación, la psicología de masas y la criminología para intentar explicar la violencia del ser humano. Tampoco entiendo cómo me dejé seducir por expertos sociólogos y criminólogos como Roberto Briceño León y Fermín Mármol García. Con el discursito de la fulana sociedad anómica y la multifactorial causalidad de la violencia, me embobaron por un buen tiempo, lo confieso.

Por otro lado, los comunicólogos Antonio Pasquali y Marcelino Bisbal casi me convencen con la especie de que si bien la TV es un huésped alienante, como diría la periodista Martha Colomina, tampoco se le podría culpar de la existencia de criminales como Barrabás, Petróleo Crudo o el Caníbal de San Cristóbal. Repito, casi que me convencen, pero como dice la canción aquélla, gracias a Dios me liberé. Sí, amigo lector, me liberé de tanto discurso académico (¡guácatela!) que no hace más que ocultarnos la verdad de las cosas.

La TV es la culpable (por supuesto el imperio también) de la ola de violencia que ha azotado al país. Pero claro, hay grados de responsabilidad. No podría compararse la programación cultural de los canales oficiales, me refiero a La Hojilla, Los Papeles de Mandinga o Zurda Conducta con expresiones de máxima violencia como Cocinando con Las Morochas, La Guerra de los Sexos, o Plaza Sésamo. Afortunadamente para mí, nuestro máximo líder puso las cosas en su sitio. La sabiduría que da el estudio autodidacta y las horas viendo TV, le hizo concluir que ese infernal medio, además de ponernos a comprar aparatos para adelgazar, incita a la violencia doméstica y la callejera. Por la primera, formo parte de las estadísticas.

Ahora es que me cae la locha, como diría ese extraordinario filósofo popular llamado Kid Pambelé. Si establecemos una relación causaefecto, podríamos explicar la causa de tanta desgracia en el país. Por ejemplo, El Derecho de Nacer incitó el racismo con ese trato tan inhumano dado a Mamá Dolores; Sor Alegría, la intolerancia por otras religiones; La Señorita Elena, el hacerse el mosquita muerta para lograr los más perversos objetivos; La Usurpadora, el delito de estafa agravada; La Señora de Cárdenas y Natalia de 8 a 9, legitimaron los cachos como forma de violencia a la mujer; Renzo el Gitano y Kassandra, exacerbaron los sentimientos xenofóbicos en el venezolano; Ligia Elena, el desprecio a los musiquitos; Topacio y Esmeralda, el maltrato a la gente con discapacidad; La Fiera, el abuso a nuestras campesinas; Hay Amores que Matan, los crímenes pasionales y Mi Gorda Bella, el pecado capital de la gula. Se salva Por Estas Calles, porque inspiró a muchos de los guías del proceso. Ahora comprendo por qué hay tanta violencia en Colombia y México. De ahora en adelante el control del control lo tendré yo. Basta de telenovelas desestabilizadoras. ¡Patria, Socialismo y Muerte a las Telenovelas!