lunes, 28 de enero de 2013

¿Hombres nuevos o Malandros viejos?

Aquí Opinan
Lunes 28 de Enero de 2013
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TalCual


Aquí Opinan

¿Hombres nuevos o Malandros viejos?



TULIO RAMÍREZ



E l 22 de enero un Diputado oficialista arremete a golpes contra el diputado Julio Borges, sorprendiéndole por la espalda de manera cobarde y artera. Este deleznable hecho sucedió, a un día de la fecha más emblemática para los demócratas. Al hacer el diputado Ismael García la denuncia en el Parlamento, su presidente Diosdado Cabello, responde en los siguientes términos "Estamos dispuestos a seguir en paz, pero dependerá de ustedes", lo que equivale a decir que si llegasen a pisar esta pajita, no pueden esperar una respuesta diferente. Por supuesto, la pajita es cualquier posición en contra del gobierno. Ese fue el preámbulo que dio el régimen a la celebración del 23 de enero. Pero no podía ser de otra manera, el chavismo ha ido avanzando de manera sistemática en el control del país. Actúan en descampado y con total impunidad.

Se saben protegidos por el resto de los poderes y por una Fuerza Armada que ya está gritando a los cuatro vientos ¡Uh, Ah, Chávez no se va!, bueno, por lo menos aquéllos que hacen comparsa en los actos transmitidos por el canal de todos los revolucionarios.

Guapos y apoyados, solo de esa manera se podría calificar a quienes actúan en forma violenta, a sabiendas que no obtendrán otra respuesta a sus agresiones físicas, que el argumento y el razonamiento. No quiero ni imaginarme la palidez de sus rostros y la carrera que pegarían para esconderse detrás de las piernas de sus guardaespaldas, si el agredido, de manera decidida, ripostara con la misma agresividad que su artero y cobarde atacante. Pero, seguros de que la víctima no responderá con las mismas armas, proceden como si fuesen azotes de barrio, para luego, orgullosos, presentarse ante sus partidarios con la certeza de que serán tratados como héroes nacionales, por defender "de manera valiente", el socialismo que impulsa el que los enseñó a actuar solo en situaciones de clara ventaja y a escurrir el bulto cuando no las tiene todas consigo.

Ese es el modelo de Hombre Nuevo que se quiere implantar a los venezolanos. Aquél que impone su voluntad y recurre a la fuerza y a la agresión cuando no logra convencer, el que se vale del engaño para sacar ventaja, el que solo muestra solidaridad con los que lo aplauden, el que irrespeta a quien piensa distinto, el que tasa su apoyo en moneda constante y sonante, el que desprecia al diferente, el que adula a quien le provee, el que se burla de la honestidad y el esfuerzo, el que calla cuando la injusticia lo favorece, el que valora e idolatra a los que han logrado la cima valiéndose de las mismas mañas, el que es capaz de entregar a su hermano para preservar el poco poder que tiene, el que es capaz de arrebatarle a alguien el fruto del esfuerzo en nombre de una revolución que no produce nada y destruye todo. Eso es lo que he visto en estos años, y me aterra pensar que ese es el modelo de hombre que se está imponiendo en el país.

El bochornoso episodio del 22 de enero, muestra que el país está siendo tomado por Malandros Viejos disfrazados de Hombres Nuevos.


lunes, 14 de enero de 2013

¡Porque me da la gana!


Tal Cual 14-01-2013
Aquí Opinan

TULIO RAMÍREZ


El compromiso de entregar este artículo a tiempo, me impide escribirlo después del 10 de enero de 2013. Por supuesto esto me da cierta desventaja ante los colegas que, por efectos del cronograma impuesto por nuestra querida coordinadora de página Gloria, pueden enviar sus trabajos después de la fecha más esperada por Venezuela y buena parte del mundo. Así entonces, mientras el lomito se lo comerán otros, me quedo frente a la computadora resignado a entrarle a algún tema, que frente a la toma de posesión, siempre será un pasapalo de yuca.

Por supuesto cuesta mucho abstraerse del tema presidencial, más ahora que los acontecimientos que se van sucediendo dan como para escribir un guión para la Radio Rochela. Que si Chávez manda a decir que ya va, que todavía no viene, en una carta que Maduro presenta a la AN, jurando por este puñado de cruces que el mismísimo Presidente se la dictó. Que si los chavistas de la Asamblea Nacional otorgan un permiso ad infinitum sin saber siquiera qué es lo que tiene el Presidente, bajo el científico argumento que reza "milagrero siempre se recupera". Que si el TSJ dice "denle plomo", pues si no era jurídicamente sustentable la Doctrina sobre el "bateo y corrido", ahora sí lo es, porque pa’ eso estamos.

Como se puede constatar da para tres buenos sketch. Sin embargo, dejaré esos temas a los sesudos colaboradores que enviarán sus trabajos después de consumado el acontecimiento más esperado, después del último Miss Universo, claro.

Lo que quiero destacar hoy, a propósito de cómo los voceros del oficialismo han enfrentado este asunto, es cómo la soberbia sumada al irrespeto a la sana lógica, ha orientado el comportamiento de muchos compatriotas.

Más allá del secretismo o medias verdades a cuentagotas, lo que se destaca es cómo tratan de imponer una interpretación de la Constitución que, hasta para los no entendidos, suena totalmente a golpe y no precisamente tuyero. Los novísimos juristas Cabello y Maduro utilizan como única fundamentación el medalaganismo, doctrina por cierto, que recuerda mucho al ausente. Traigo a colación esta manera de actuar, porque está calando en muchos venezolanos. Desde hace un tiempo los caraqueños hemos sido testigos de un hecho que ya adquiere connotación de fenómeno sociológico, el orinar en plena calle. Esta práctica dejó de ser exclusiva de borrachitos madrugadores o por emergencias sobrevenidas. Ahora vemos a plena luz del día y en descampado a motorizados, taxistas y, sobretodo, a muchos adultos contemporáneos no precisamente indigentes, orinar en cualquier esquina de la ciudad frente a todos y sin el menor pudor.

No hace mucho un joven vigilante de una farmacia fue masacrado a tiros por un cliente que sorprendió orinando en el estacionamiento. Si le preguntaran a estos incontinentes callejeros, el porqué escogen lugares públicos para hacer su necesidad, seguramente esgrimiría el contundente argumento que utilizan los jurisconsultos del régimen: ¡Porque me da la gana!