lunes, 30 de mayo de 2016

Oliver

Oliver Sánchez

Lo que no sabía Oliver, quizás por su corta edad, es que su petitorio no iba a ser escuchado. Que los dólares que hacían falta para salvarle la vida fueron gastados en un ejercicio militar inútil por chambón y carnavalesco
Hoy pensaba escribir sobre otra cosa. En esta Venezuela revolucionaria, hay más temas que arroz. Contamos con un gobierno que hace que sea imposible que el síndrome de la página en blanco afecte hasta a un columnista como el que esto escribe. Y dejo constancia que me cuesta una y parte de la otra inventarme el tema para el artículo que he de mandar al periódico cada quince días.
Muchas veces me ha pasado que llegado el día 14, no tengo ni la más remota idea sobre qué cosa escribir. Pero cuando ya estoy a punto de resignarme y ceder mi espacio a algunos de esos columnistas espontáneos o cazadores de güire, ¡zúas!, el gobierno mete la pata por algún lado y me salva el día. Al final, Habemus Artículus gracias a las torpezas, payasadas, dislates, incongruencias, disparates, incoherencias, abusos, errores y truculencias a los que nos tiene acostumbrado la revolución bonita.
Para esta semana había pensado en tres temas. Uno de ellos tiene que ver con las desnudeces de las rectoras del CNE. Cada declaración que dan esas distinguidas damas, las colocan a un nivel de Cara e’ Tablismo, que a veces he pensado que no puede ser consciente sino producto de algún hechizo hecho desde MiraFlores. Otro tema nada despreciable, es el constante remedo, en las Cadenas Presidenciales, de aquél programa animado por Amador Bendayán, llamado Sábado Sensacional. Lo único que le falta a Nicolás es el gritico de “yaaaa regresaaamooos” que popularizó el muy querido animador. Ahora las transmisiones presidenciales se utilizan, al igual que lo hacían en el sabatino de marras, para transformar a una humilde mujer en reina de belleza por una tarde, gracias al maquillaje y vestuario prestado por la producción del programa.

Siguiendo el guión de Sábado Sensacional, Nicolás presenta a humildes mujeres del pueblo “para empoderarlas”, repartiéndoles créditos para hacer compotas artesanales de tamarindo, ocumo blanco o de yuca amarga, para lograr de esa manera “la soberanía alimentaria”. Al fondo de ese magazine presidencial siempre se escuchaban consignas políticas, dirigidas por algún militante de esas organizaciones que en el medio llevan el nombre de Bolivariana. Ese militante “asistente de producción” asoma de vez en cuando su infaltable cartel-chuleta con lo que ha de vocear el público de galería. Me viene a la memoria los cartelitos  de “Aplausos” con el que despertaban al público cada vez que el Pollo Simonatto daba la orden de rigor. Al igual que la joven que hizo realidad su sueño de ser reina de belleza por un día, nuestra humilde mujer se verá “empoderada” por un día, porque muchas veces esos ofrecimientos de créditos son pura paja o se agotan con la producción de las primeras 10 compotas.

El tercer tema, estaba de mango bajito: los ejercicios militares. Díganme ustedes si ese boche era para pelarlo. Cuando vi las imágenes de unos señores en una playa retrocediendo y cayéndose solos, ante un supuesto ataque de los “invasores”, no pude aguantar la risa.  No menos risible fue ver a esos altos oficiales con esas panzas inmensas aguantando la respiración para evitar que se dispararan los botones de la camisa ante la presión de tan prominente circunferencia abdominal. Otra escena, más patética que risible, fue ver a unos milicianos desnutridos, con palos de escoba en vez de fusiles y entraditos en años, escuchando embelesados a su Comandante en Jefe arengándolos con esa insensatez monumental de catalogarlos como “la fuerza con la cual contamos para repeler cualquier invasión”. Por la expresión de la comisura de los labios, creo que por dentro se los estaba vacilando de lo lindo.

Cuando estaba dispuesto a decidirme por alguno de esos tres flaicitos al pitcher, me entero de la muerte del niño Oliver Sánchez. Para los que no estan enterados, Oliver fue el niño que padeciendo de un Linfoma no Hodgkin, presidió una protesta solicitando al gobierno el abastecimiento de los Hospitales y los medicamentos requeridos para tratar su terrible enfermedad. En mi memoria tengo su imagen con el tapaboca y un pedazo de papel arrugado que decía “Quiero curarme, Paz y Salud”. En la foto que circula por las redes anunciando la triste noticia, aparece Oliver, el día de esa protesta, con un piquete de la Policía Nacional Bolivariano al lado. Había que resguardar la integridad física del Presidente Maduro ante tan peligroso acto terrorista.

Se fue Oliver, su valentía me conmovió. El sabía que sin sus medicamentos moriría y batalló hasta el final por conseguirlos. Lo que no sabía Oliver, quizás por su corta edad, es que su petitorio no iba a ser escuchado. Que los dólares que hacían falta para salvarle la vida fueron gastados en un ejercicio militar inútil por chambón y carnavalesco, o distribuidos graciosamente entre “las panas del Partido” para que hicieran compotas de ocumo chino, y si al final no las hacen y se cogen los reales, pues no importa, porque son un voto seguro. 

Hoy escribo sobre ti, Oliver, y  también sobre todos los Oliver que todavía agonizan a la espera del milagro que todos los venezolanos pedimos y que con luchadores como tú, con toda seguridad lo lograremos: un gobierno decente y humano.

domingo, 15 de mayo de 2016

Malandrear el revocatorio, pero con clase

MUD

Si el Partido y el gobierno me hicieran caso no tendrían que recurrir a estrategias tan chimbas como caerle a palos a la gente cuando va al CNE, o exponer a una rectora como una supina ignorante al confundir lapso con término
Hace quince días expuse en estas páginas algunos consejos para retrasar el proceso de validación de las firmas con las que pretenden sacar del poder a nuestro malquerido hijo de Chávez. Es cierto que él no se ha ganado las simpatías de las mayorías pero, parafraseando a Roosevelt cuando se refería a otro mandatario, “puede ser que sea un hijo de Chávez, pero es nuestro hijo de Chávez”. Pero vayamos al grano, sospecho que los compatriotas le hicieron caso omiso a mis recomendaciones. Me fundamento en que el camarada Jorge anda alegando lo de las firmas planas y la detección de rúbricas de menores de edad y difuntos, cuestión que a estas alturas difícilmente alguien lo pueda creer, sobre todo si para el momento de esas declaraciones ni siquiera se habían abierto las cajas para la revisión de las planillas. Bueno, su misión es evitar el referéndum y trata de hacer lo mejor posible.
Hoy insistiré con otros consejos. Si el Partido y el gobierno me hicieran caso no tendrían que recurrir a estrategias tan chimbas como caerle a palos a la gente cuando va al CNE, o exponer a una rectora como una supina ignorante al confundir lapso con término, (esperemos que esa barrabasada sea solo para confundir a los demás y no sea ella la confundida), o hacer una operación morrocoy para validar 200.000 firmas cuando hace menos de un año validaron 10 millones en tres cuartos de hora, o cambiar las reglas de juego a mitad del partido aduciendo que por cada firma defectuosa se invalidarán 100 mil de las buenas. Todas son estrategias muy balurdas y nos dejan al descubierto como unos vulgares rufianes de esos que engañan a la gente con el jueguito de encontrar la piedrita escondida en una de las tres vasijitas.

Tenemos que ser mucho más inteligentes que los escuálidos (por cierto ahora nos llaman los Esmirriados, y acusé el golpe).  Hay algo en lo cual debemos pensar al momento de hacer el trabajo sucio: nos están viendo. No podemos ser tan banderúos y evidentes porque la comunidad internacional nos respira en la nuca. Aunque entiendo que lo de la Carta Democrática lo asumimos a mamadera de gallo y que nos importa un carajo, hay algo cierto, cada vez son menos los aliados que en esta crisis nos puedan eventualmente echar una mano, aunque sea de cambures. Los que nos pueden dar auxilio humanitario en un futuro, son precisamente los que nos tienen la vista puesta, así es que mosca y hagamos las cosas bien. Todo con maña se puede, decía ese ilustre y cultísimo mandatario que ya recordaré como se llamaba.

Tengo muchas propuestas pero para aprovechar el espacio que me obsequia este periódico de la oligarquía de Bobures, expondré solo una. En todo caso, si el Partido quiere que le informe detalladamente cada estrategia, saben bien dónde encontrarme. Aunque por estos días va a ser un poco más difícil porque Joao cerró el bar por falta de mercancía. Ahora bebo tres cuadras más arriba, frente a la licorería de Pepe, la que queda subiendo por la calle donde tiene su consultorio Bonifacia, La Bruja de Casalta. Si se pierden, pregunten por ella. Todos saben dónde ubicarla. Por cierto, estoy allí a la orden en horas de oficina, de noche es muy peligroso.

A lo que vinimos, como dice el Gran Combo de Puerto Rico. Propongo que Nicolás haga un Decreto Presidencial con Rango y Fuerza de Ley (avalado como constitucional por la Sala idem del TSJ), ordenando que de ahora en adelante (por lo menos hasta enero de 2017) se midan los tiempos burocráticos no por días hábiles sino por horas hábiles. Así, si un lapso originalmente estaba previsto por 5 días hábiles, éste se traducirá en 40 horas hábiles, a razón de 8 horas diarias multiplicado por los 5 días de la semana. Ahora bien, si se trabaja de 8 a 1, cada día sumara solo 5 horas hábiles, y si se trabajan solo dos días a la semana por la crisis energética, en cada semana se contabilizarán solo 10 horas hábiles. Por supuesto, además de los días no laborables por el Decreto de Emergencia Económica,  no se contarían los sábados, domingos, feriados, ni los días que coincidan con el cumpleaños de alguna de las camaradas rectoras. Al final las 40 horas hábiles se cumplirían en 4 semanas. Por el arte de las matemáticas y los Decretos Presidenciales convertimos un lapso de 5 días en un mes, sin que al CNE se le acuse de tramposo ya que lo que haría es cumplir los Decretos Presidenciales.

Con esta propuesta el CNE podría prometer a la MUD, y con el Papa como testigo si es preciso, el cumplimiento cabal y estricto de cada uno de los lapsos descritos en el reglamento del revocatorio, con la variante de que no serían por días sino por horas hábiles. Si se acoge esta idea, el gobierno no tendría que recurrir a las tanquetas para reprimir a los opositores; ni activar colectivos que le caigan a pescozones a pacíficos marchitas; ni tendría Jorge que inventar excusas inverosímiles para sabotear un proceso que tiene el respaldo de tanta gente; y, mucho menos, amenazar con cárcel a honestos ciudadanos bajo la acusación de llevar adelante una conspiración que solo existe en los discursos presidenciales y en las páginas de los panfletos que regalan en la salida del Metro. Está claro que si se vendieran, nadie los compraría. Por supuesto que podemos malandrear el revocatorio, pero eso sí, con clase.

lunes, 2 de mayo de 2016

¡Esta firma no va, y esta,… tampoco!

Rectoras CNE

Ese es un mensaje claro y contundente. A buen entendedor, y las Rectoras entienden, pocas palabras. Pero no nos confiaremos y utilizaremos otras estrategias. Por cierto, y hablando de otra cosa, por allí escuché que en la UCV unos encapuchados armados se robaron unas planillas firmadas
Bueno camarada, Tibi no pudo aguantar más, al final tuvo que entregar las planillas. La amenaza de marchar hasta las puertas del CNE, pudo más que la corajuda resistencia de nuestra compañera revolucionaria. La cosa no estaba fácil. Nuestros leales seguidores días atrás pudieron detener, a punta de pescozones y peinillazos, la pretensión de un grupete de diputados, diputadas, periodistas y periodistos, de hacerse de las planillas. Pero para el día de la gran marcha difícilmente se podía contar con ellos. La inflación desatada ha hecho que nuestros más resteados militantes no arriesguen el pellejo por las 4 lochas que le abonamos a su cuenta por cada contramarcha o acción violenta que les encomendamos. Ni modo, había que entregar las planillas.

Pero no importa camarada. Apelaremos a una de las más sesudas tácticas creadas por nuestro Comandante Eterno, “los agarraremos en la bajaíta” decía cual General Patton en la Guerra de los Sexos, cuando se veía contra la pared. Ya nuestro querido Capitán lo anunció, “no nos calaremos firmas planas”. Ese es un mensaje claro y contundente. A buen entendedor, y las Rectoras entienden, pocas palabras. Pero no nos confiaremos y utilizaremos otras estrategias. Por cierto, y hablando de otra cosa, por allí escuché que en la UCV unos encapuchados armados se robaron unas planillas firmadas. Bueno ese es el peligro de recoger firmas en lugares tan peligrosos como esa universidad. Si te llegaran a preguntar, la respuesta es sencilla, esa es la oposición que se auto roba para después echarnos la culpa.

¿Que la situación esta complicada?, no te puedo decir no, si, si. Nuestro Líder Obrero la ha embarrado como dicen en su tierra natal. Pero qué le vamos a hacer, es lo que hay. Ahora toca arriar para que no lo revoquen. Pero lo que dices es verdad, él tampoco ayuda. Ya lo de la guerra económica nadie lo cree, y cuidado si nosotros tampoco. Pero nada, el que duda pierde y lo nuestro es llevar adelante esta revolución que convertirá a nuestra patria en una potencia que superara a Japón. Claro, con tantos días sin trabajar no entiendo como lo vamos a hacer.

Como buen militante he decidido poner a la disposición de la revolución mi sapiencia en materia de firmas. Tengo vasta experiencia en esos asuntos. Mis primeros pininos fue imitando la de mi mamá en los Boletines del Liceo, años después perfeccioné ese arte con sus cheques. En materia de invalidación no soy menos. Las primeras que invalide fueron las que se recolectaron en mi edificio con el propósito de declararme persona no grata por las parrandas de los fines de semana. Me percate que fueron recolectadas en horas laborales, por lo que quienes firmaron fueron los abuelitos. Además lo hicieron de pie y sin apoyo alguno. Ante la seguridad de que esas firmas estaban chuecas, solicite que se contrastarán con las de las cédulas de identidad. Se invalidaron el 60 % El resultado: sigo viviendo allí.

En este caso, dada la importancia del asunto, consignare en la Oficina para Asuntos Electorales del Gobierno algunas recomendaciones para cuestionar las firmas de los apátridas. Se debe comenzar por invalidar las que tienen sobre ellas rayonsitos que impiden leer con claridad el nombre del firmante, se puede alegar intento de ocultamiento de la identidad. Las firmas que terminan con piquitos o sombreritos deben ser invalidadas por sospechosas de falsedad ya que una persona seria no firma de esa manera. También se pueden desechar las que ocupan más espacio que el indicado, se debe alegar apropiación indebida de espacio ajeno. Si el que firma es mayor de 80 años hay que citarlo para que lo vuelva a hacer, si la segunda firma no es idéntica a la primera se debe asumir que la primera es falsa, esa es la que vale. Si alguien colocó el nombre y apellido en letra de molde, hay que invalidarlo, porque eso no es una firma.

Podría dar más recomendaciones pero no quiero enredar a los encargados de enredar la validación de firmas. Solo espero que me hagan caso, pues de eso se trata la democracia participativa y protagónica. Todos tenemos derecho a joder y fastidiar a la oposición. Ese es un derecho constitucional de acuerdo a la jurisprudencia que se está instaurando en el país. Si me hicieran caso estoy seguro que en el proceso de validación de firmas se repetirá con mucha frecuencia el siguiente estribillo: “esta firma no va, y esta,…. tampoco”.