domingo, 15 de mayo de 2016

Malandrear el revocatorio, pero con clase

MUD

Si el Partido y el gobierno me hicieran caso no tendrían que recurrir a estrategias tan chimbas como caerle a palos a la gente cuando va al CNE, o exponer a una rectora como una supina ignorante al confundir lapso con término
Hace quince días expuse en estas páginas algunos consejos para retrasar el proceso de validación de las firmas con las que pretenden sacar del poder a nuestro malquerido hijo de Chávez. Es cierto que él no se ha ganado las simpatías de las mayorías pero, parafraseando a Roosevelt cuando se refería a otro mandatario, “puede ser que sea un hijo de Chávez, pero es nuestro hijo de Chávez”. Pero vayamos al grano, sospecho que los compatriotas le hicieron caso omiso a mis recomendaciones. Me fundamento en que el camarada Jorge anda alegando lo de las firmas planas y la detección de rúbricas de menores de edad y difuntos, cuestión que a estas alturas difícilmente alguien lo pueda creer, sobre todo si para el momento de esas declaraciones ni siquiera se habían abierto las cajas para la revisión de las planillas. Bueno, su misión es evitar el referéndum y trata de hacer lo mejor posible.
Hoy insistiré con otros consejos. Si el Partido y el gobierno me hicieran caso no tendrían que recurrir a estrategias tan chimbas como caerle a palos a la gente cuando va al CNE, o exponer a una rectora como una supina ignorante al confundir lapso con término, (esperemos que esa barrabasada sea solo para confundir a los demás y no sea ella la confundida), o hacer una operación morrocoy para validar 200.000 firmas cuando hace menos de un año validaron 10 millones en tres cuartos de hora, o cambiar las reglas de juego a mitad del partido aduciendo que por cada firma defectuosa se invalidarán 100 mil de las buenas. Todas son estrategias muy balurdas y nos dejan al descubierto como unos vulgares rufianes de esos que engañan a la gente con el jueguito de encontrar la piedrita escondida en una de las tres vasijitas.

Tenemos que ser mucho más inteligentes que los escuálidos (por cierto ahora nos llaman los Esmirriados, y acusé el golpe).  Hay algo en lo cual debemos pensar al momento de hacer el trabajo sucio: nos están viendo. No podemos ser tan banderúos y evidentes porque la comunidad internacional nos respira en la nuca. Aunque entiendo que lo de la Carta Democrática lo asumimos a mamadera de gallo y que nos importa un carajo, hay algo cierto, cada vez son menos los aliados que en esta crisis nos puedan eventualmente echar una mano, aunque sea de cambures. Los que nos pueden dar auxilio humanitario en un futuro, son precisamente los que nos tienen la vista puesta, así es que mosca y hagamos las cosas bien. Todo con maña se puede, decía ese ilustre y cultísimo mandatario que ya recordaré como se llamaba.

Tengo muchas propuestas pero para aprovechar el espacio que me obsequia este periódico de la oligarquía de Bobures, expondré solo una. En todo caso, si el Partido quiere que le informe detalladamente cada estrategia, saben bien dónde encontrarme. Aunque por estos días va a ser un poco más difícil porque Joao cerró el bar por falta de mercancía. Ahora bebo tres cuadras más arriba, frente a la licorería de Pepe, la que queda subiendo por la calle donde tiene su consultorio Bonifacia, La Bruja de Casalta. Si se pierden, pregunten por ella. Todos saben dónde ubicarla. Por cierto, estoy allí a la orden en horas de oficina, de noche es muy peligroso.

A lo que vinimos, como dice el Gran Combo de Puerto Rico. Propongo que Nicolás haga un Decreto Presidencial con Rango y Fuerza de Ley (avalado como constitucional por la Sala idem del TSJ), ordenando que de ahora en adelante (por lo menos hasta enero de 2017) se midan los tiempos burocráticos no por días hábiles sino por horas hábiles. Así, si un lapso originalmente estaba previsto por 5 días hábiles, éste se traducirá en 40 horas hábiles, a razón de 8 horas diarias multiplicado por los 5 días de la semana. Ahora bien, si se trabaja de 8 a 1, cada día sumara solo 5 horas hábiles, y si se trabajan solo dos días a la semana por la crisis energética, en cada semana se contabilizarán solo 10 horas hábiles. Por supuesto, además de los días no laborables por el Decreto de Emergencia Económica,  no se contarían los sábados, domingos, feriados, ni los días que coincidan con el cumpleaños de alguna de las camaradas rectoras. Al final las 40 horas hábiles se cumplirían en 4 semanas. Por el arte de las matemáticas y los Decretos Presidenciales convertimos un lapso de 5 días en un mes, sin que al CNE se le acuse de tramposo ya que lo que haría es cumplir los Decretos Presidenciales.

Con esta propuesta el CNE podría prometer a la MUD, y con el Papa como testigo si es preciso, el cumplimiento cabal y estricto de cada uno de los lapsos descritos en el reglamento del revocatorio, con la variante de que no serían por días sino por horas hábiles. Si se acoge esta idea, el gobierno no tendría que recurrir a las tanquetas para reprimir a los opositores; ni activar colectivos que le caigan a pescozones a pacíficos marchitas; ni tendría Jorge que inventar excusas inverosímiles para sabotear un proceso que tiene el respaldo de tanta gente; y, mucho menos, amenazar con cárcel a honestos ciudadanos bajo la acusación de llevar adelante una conspiración que solo existe en los discursos presidenciales y en las páginas de los panfletos que regalan en la salida del Metro. Está claro que si se vendieran, nadie los compraría. Por supuesto que podemos malandrear el revocatorio, pero eso sí, con clase.

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