lunes, 29 de mayo de 2023

 

Misterios del socialismo, por Tulio Ramírez

Socialismo del siglo XXI
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Twitter: @tulioramirezc


Todas las experiencias socialistas tienen sus dosis de misterio. La falta de transparencia, el secretismo, el engaño, la simulación, la manipulación y la desinformación son características inherentes a estos, ya desangelados, experimentos sociales.

Bajo el argumento de “llevar la verdad de verdaíta al pueblo”, confiscan los medios de comunicación para monopolizar la información y crear en el inconsciente colectivo, mundos paralelos que nada tiene que ver con la miserable realidad que viven los ciudadanos. Narnia, pues, como diría el otro. 

El primer objeto de secretismo es siempre el líder. A Stalin le atribuyeron poderes sanadores; y a Mao, el poder de la ubicuidad. Fidel, por su parte, fue objeto de una mitología que lo ubicaba por encima del resto de los cubanos. Nadie sabía dónde vivía, cuando viajaba o cuando iba al baño. Sus apariciones en público eran sorpresivas, lo que lo convertía en una suerte de San Gabriel de la revolución. Sus visitas eran esperadas con veneración y, estrechar su mano, era una suerte de gracia divina. 

El caso más patético es el del Rey hereditario de Corea del Norte, Kim Jong Um. No solamente es obligatorio adorarlo, reírse de sus malos chistes, hacer una reverencia a su estatua, o llorar a moco suelto si así lo ordena, so pena de ir a parar con los famélicos huesos a las cárceles del “Amado Líder”. 

En democracia esto es impensable. Si bien es cierto que siempre habrá aduladores por convicción perruna o por interés crematístico, la libertad de expresión no hace inmune a ningún presidente de la crítica o la joda de su pueblo. La lección democrática del general Soublette sigue vigente “Venezuela no se ha perdido ni se perderá, porque un ciudadano se burle de un gobernante; se perderá porque un gobernante se burle de sus ciudadanos”. 

En las democracias sanas los niveles de secretismo y oscuridad tienden a minimizarse (no a desaparecer totalmente), por la división de poderes, la institucionalidad contralora y por la libertad de prensa. Sin embargo, nunca dejará de aparecer algún gobernante con iniciativas malsanas para burlar la confianza de su pueblo. La carne es débil y la ambición seductora.

A diferencia de los socialismos realmente existentes, en las sociedades abiertas los ciudadanos pueden exigir, cuentas y explicaciones a sus gobernantes sin temor a ser acusados de “incitación al odio” o “traición a la patria”. Debo aclarar que cuando hablo de los fracasados países socialistas, excluyo a las socialdemocracias escandinavas. Estas han servido de justificación a los ideólogos del comunismo para insistir en que “el socialismo funciona, el problema es que no ha sido bien aplicado en algunos otros países”. 

El experimento socialista en Venezuela no ha sido la excepción. La revolución bonita tiene también sus puntos oscuros. Por ejemplo, nadie sabe, por qué razón se construyó la pirámide rosada en la Valle-Coche. Hay hipótesis que van desde motivaciones esotéricas, un antojo del burgomaestre de la época o hasta un vulgar guiso donde “todos comieron”. 

Otro caso es el de la firma de los Decretos fechados de enero a marzo de 2013, por un Chávez “que gozaba de buena salud y hasta trotaba por los pasillos del Hospital Militar”. El asunto misterioso es que según han informado fuentes muy confiables, para esa fecha ya no estaba por estos lados terrenales. Quizás era como Mao, pero repotenciado. Estaba en la tierra y en el cielo al mismo tiempo. Ni Sai Baba.

Hay otros misterios, pero el más reciente y que tiene a los caraqueños de cabeza buscando una explicación lógica, es el absurdo cierre de los canales en la bifurcación de la autopista Francisco Fajardo a la altura de Bello Monte, sentido Este-Oeste. Allí una vía conduce a la UCV-El Paraíso-Caricuao y la otra, a El Valle. 

Los funcionarios, a golpe de las 4 de la tarde de los días viernes, cierran 2 de los 3 canales que conducen al suroeste de la ciudad, es decir, hacia El Paraíso-Caricuao. La infernal cola se extiende a lo largo de la autopista hasta Los Ruices. Lo curioso es que nadie observa un choque, una reparación de vía, un operativo de solicitud de documentos o a 25 de la Chamba Juvenil, barriendo un pedacito de 3 mts cuadrados.

Nuestro ingenioso pueblo se ha planteado tres hipótesis: 1) Alguno de los funcionarios sospecha que los viernes, su consorte se escapa con el entrenador del gimnasio y esa es la vía que toman para recalar finalmente en El Junquito; 2) Es un experimento social para medir el nivel de aguante de los conductores caraqueños; 3) Lo hacen solo por joder. 

Yo me inclino por esta última.

lunes, 15 de mayo de 2023

 

Además de nuevo rector, queremos una nueva universidad, por Tulio Ramírez

La universidad de las luces
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Twitter: @tulioramirezc


Al observar el ambiente en la UCV, a propósito de las elecciones que se efectuarán el próximo 26 de mayo, no puedo sentir más que orgullo y alegría. Después de 11 años de mora obligada, la comunidad universitaria retoma la senda democrática, arrebatada por un TSJ que impidió cualquier evento electoral desarrollado de manera autónoma y en concordancia a lo previsto en la Constitución Nacional y en la Ley de Universidades vigente.

En el limitado espacio del que dispongo, no invertiré mucha tinta en echar el cuento, harto conocido, sobre cómo se insertó una cabra en la Ley Orgánica de Educación aprobada en 2010, para alterar el claustro universitario, con la pretensión de rasguñar votos aquí y allá, para obtener lo que no han podido por las buenas (aunque tampoco por las malas), a saber, la rectoría de la primera universidad del país.

De aquellas tempestades vinieron los lodos que impidieron por 11 años, la organización de las elecciones en la casa que ha vencido, una y otra vez, a la sombra que insiste en acabarla.

Durante todos esos 11 años hubo cordiales comunicaciones entre la UCV y la Sala Electoral del TSJ. Imagino algo así como «Estimados Magistrados, les participamos que organizaremos las elecciones de acuerdo a nuestro reglamento autónomo»; «¿Apreciada Rectora, así es que es la cosa?, pues les participamos que, si las organizan, los multamos y van presos», «Señores Magistrados, ta’ bien no las organizamos, pero nos quedamos».

En ese estira y encoje, ha transcurrido el tiempo. Hoy finalmente, pareciera que se realizarán las elecciones bajo el esquema del «ni pa’ ti, ni pa’ mi». Vale decir, votarán todos (te lo concedo), pero no con el mismo peso (me lo reservo en virtud de mi autonomía).

¿Este aparente acuerdo (el cual, por cierto, no me consta), debe ser lo que los sesudos pensadores llaman «Actuar en función de la Real Politik»? Es decir, todos ceden en algo, porque, así como estaban, ni el gobierno ocupaba más terreno, ni la UCV dejaba el camino libre. Como diría el compadre Güicho, retorciendo el consabido “amanecerá y veremos”; «veremos si amanece». 

No voy a seguir invirtiendo tiempo y espacio en punticas e intrigas políticas. Prefiero asumir que todo transcurrirá en sana paz, por lo que ni antes, ni durante, ni después del evento electoral, habrá sorpresitas de última hora, tal como nos han tenido acostumbrados los últimos 23 años. Dada esta declaración de fe, me permitiré hacer algunas reflexiones sobre estas próximas elecciones (ojo, las universitarias, no se me desvíen). Veamos.

Son otros tiempos. Ya los partidos políticos no deciden en sus direcciones nacionales, quienes son los rectores. No es tiempo para negociar cargos a cambio de apoyos ya que no hay tantos interesados, hay que perseguirlos. Tampoco es época de caudillos académicos como los que otrora presumían tener control de grupos y votos, ya los «ismos» desaparecieron. No es tiempo para promesas irrealizables, porque la gente sabe que en política no caben los milagros. También se acabó el tiempo de los cheques en blanco, el electorado universitario no se deja seducir tan fácilmente. Esos tiempos quedaron atrás. 

Es claro que los candidatos tendrán que informar como enfrentarán los temas de la sobrevivencia cotidiana tanto de la universidad como de los universitarios. Todos deben hacer propuestas claras, creativas y creíbles, en esta materia, sobre todo porque la época de las vacas flacas no se avizora que concluya pronto. Todos tendrán que hablar de esto, es inevitable. Sin embargo, atender lo urgente no puede obviar lo importante. La universidad es mucho más que la recuperación material de instalaciones y salarios.

La universidad también es autonomía, es ambiente democrático, es producción de ciencia y tecnología, es pensamiento crítico, es reflexión rigurosa, es formación con responsabilidad y calidad, es debate creativo, es autocrítica; en fin, es todo lo que la hace universidad

Esa savia que le da vida a la universidad y nutre a los universitarios, debe reproducirse, expandirse y oxigenarse aun en las peores condiciones. Para lograr esta atmosfera académica se requiere de un liderazgo rectoral que, con su pensamiento y acción, contagie a los universitarios para emprender juntos esa tarea. Un liderazgo que promueva tanta discusión como sea necesaria y tanto consenso como sea posible, para dibujar la universidad que Venezuela necesita para las próximas décadas. 

Nos corresponde elegir nuevas autoridades, es cierto, pero también es importante elegir cuál universidad queremos para los tiempos turbios que, con toda seguridad, serán los venideros. Sin restar méritos a los colegas aspirantes, creo que el profesor Víctor Rago reúne el perfil para liderar esa trascendente discusión.

lunes, 1 de mayo de 2023

 

Poeta, el pueblo sí lo felicita, por Tulio Ramírez

Rafael Cadenas
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Recuerdo que en la escuela municipal donde estudié la primaria, se realizaban muchos actos culturales durante el año escolar. Todavía hoy, no estoy seguro de si se debía a una política de preservación de los valores nacionales, regionales y locales o a una inteligente artimaña para organizar festejos y eludir la dura tarea de dar clases a muchachitos resabiados y tremendos durante seis horas diarias por cinco días a la semana, desde octubre hasta julio del año siguiente.

Adicional a las fechas oficiales indicadas en el calendario escolar de un Ministerio de Educación, por cierto, más  popular que el de ahora, se celebraban otras efemérides. Nunca descubrí si eran inventadas o rescatadas de la memoria colectiva debido al olvido oficial. Un dato bien curioso es que la mayoría de estos eventos siempre caían en viernes al igual que las reuniones del Consejo de Maestros. En este último caso, si bien es cierto que no había clases, tampoco había puente. Los Consejos se hacían.

Todos los años celebrábamos el Día del Árbol, el de La Alimentación, del Panamericanismo, las fechas ligadas a la Independencia (19 de abril, 5 de julio y 24 de julio), el nacimiento del Libertador, el Día de la Raza, entre otras festividades. Pero también se celebraba el aniversario de la fundación del municipio, un año más del primer choque de automóviles en el estado, el día del aguacate pintón, el onomástico del primer director del plantel y otros que no me vienen a la memoria, pero que, con toda seguridad, no estaban reseñados en el calendario oficial.

Así, entre fecha y fecha, se iba construyendo un ambiente festivo y culturoso todo el año. ¿Que por qué puedo dar fe de ello?, porque fui testigo de excepción.  Siempre me las arreglé para estar en la Comisión de Cartelera. Esa condición GARANTIZABA ciertos privilegios como no hacer cola en la cantina. «El joven está colaborando con la organización del acto cultural, tiene prioridad». 

Algunos podrían argumentar que tantos eventos eran innecesarios por la pérdida de clases. Sin embargo, no recuerdo que por esa causa se haya incumplido el contenido de los programas de estudio. Prueba de ello es que los exámenes finales se hacían con jurados de otras escuelas quienes, con programa en mano, preguntaban sobre cualquier temática por insignificante y poco trascedente que pareciera. El consabido argumento «pero eso no lo vimos», nunca se esgrimió como defensa o excusa y no se regalaban notas, como sospecho que se hace ahora. 

Muchos de esos estudiantes que iban en alpargatas a la escuela pública del barrio y recibían de las monjas «ayuda humanitaria» en forma de paquetes de manteca Los Tres Cochinitos para paliar la situación económica del hogar, son hoy ingenieros, científicos, médicos, economistas, artistas o empresarios exitosos que, gracias a la educación, escaparon del seguro destino para quien no estudiaba: la pobreza.

Las cosas han cambiado. Ya casi no hay celebraciones en las escuelas. No hay material para hacer carteleras ni ánimo para organizarlas. Los «actos culturales» que se llevan a cabo «por orden ministerial» son para conmemorar fechas emblemáticas de la llamada revolución bonita. Estos se hacen por obligación y no por convicción. Por ello el desgano y el desinterés cuando llegan a efectuarse. Sin embargo, tal como sucede en Corea del Norte, en esos «actos culturales» hay que simular entusiasmo aunque sea para la foto. No vaya a ser… 

Me atrevo a apostar fuertes contra lochas a que el Ministerio de Educación no dio la orden de celebrar el Premio Cervantes otorgado al poeta Rafael Cadenas. El silencio ante tan importante e histórico acontecimiento ha sido de indignación. La pregunta que todos se hacen: ¿por qué no se instruyó a las escuelas a unirse a la celebración nacional? La respuesta se cae de m… 

Para el gobierno, nuestro Rafael Cadenas no tiene méritos para tal reconocimiento porque se trata de un venezolano con pensamiento propio y con el agravante de no haber escrito nunca una línea alabando a Hugo Chávez y su revolución socialista.

¿Que estoy exagerando? No lo creo. Recordemos que desde que el chavismo es gobierno, los premios nacionales otorgados por los «imparciales» jurados cuidadosamente designados, siempre han estado reservados para los aliados al régimen. Tener pensamiento diferente descalifica a cualquier candidato, aunque tenga méritos de sobra para ganarlos. 

Así entonces, no haber visto ninguna nota, ningún comunicado, ninguna alocución ministerial o cadena nacional, donde se felicite al poeta barquisimetano, no causa ninguna extrañeza. Pero no se preocupe, poeta Cadenas, el pueblo, su pueblo, sí se siente orgulloso de usted, por ello lo felicita y celebra su premiación.