lunes, 22 de febrero de 2016

Viajar a través del tiempo

Trueque-Ondas gravitacionales

La diferencia con los países que podrán visitar su futuro, es que nosotros no vamos a ir de visitar al pasado, vivimos en el pasado gracias al socialismo del Siglo XXI
Revisando el Diario El País de España de fecha 15 de febrero de 2016, me tope con la noticia sobre el descubrimiento de las ondas gravitacionales. El científico Kip Thorne del Tecnológico de California y creador del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO), anunció al mundo que se habían detectado por primera vez ondas gravitacionales llegando a la Tierra que oscilan en períodos de milisegundos. Estas ondas se produjeron por la fusión de dos agujeros negros 6 veces más grandes que el sol, hace unos 1300 millones de años.
Lo relevante de este descubrimiento, según Thorne, es que tendremos la posibilidad en los próximos años, y con la tecnología que hoy se diseña para ello, de captar períodos 1000 veces más largos de minutos, horas o inclusive de años y décadas. Señala textualmente este científico en la entrevista que “verías el tiempo acelerándose y atrasándose, verías al espacio estirarse y contraerse de forma muy violenta. Viajarías en el tiempo de alguna forma porque el tiempo correría hacia adelante más lento de lo normal y luego mucho más rápido, todo de forma salvaje”.
En dos platos amigo lector, estaríamos cada vez más cerca de hacer realidad aquella película protagonizada por Michel J. Fox, llamada “Volver al Futuro”. Tal posibilidad pone los pelos de punta. Solo imagínense lo que nos hubiésemos evitado de haber tenido en 1998 ese adelanto científico a la mano. Definitivamente se ha renovado mi fe en la ciencia como el camino más seguro para el progreso de la humanidad. Esto por supuesto, con el perdón de Bonifacia, la Bruja de Casalta, a quien siempre le agradeceré haberme alertado a tiempo sobre el futuro que me esperaba de haberme casado con la Yuleisi.
No niego que cuando leí la noticia no salí de mi asombro. Sin embargo, tres vasos de ponsigué on the rock y una amena conversación con mi compadre Chuito, me hicieron reflexionar en torno a tan importante descubrimiento. Mi primera conclusión es que este adelanto de la ciencia opera solo para los países desarrollados. Ellos si sienten necesidad de observar cual será su futuro porque delante de ellos no hay nadie. Están a la vanguardia del desarrollo, lo que quiere decir que prácticamente el futuro lo labran ellos sin ayuda. Es por esto que les sería bueno, antes de experimentar, echar una ojeada para ver cómo les iría si tomaran tal o cual camino.
En el caso de los países de este lado del mundo la cosa es como más fácil. Nuestros experimentos para lograr el desarrollo no son a ciegas. Tenemos la fortuna de que sin invertir en adelantos tan sofisticados y costosos para observar nuestro futuro, podemos predecir cómo nos irá con solo ver como les fue al resto de los países. Lo que pasa es que no aprendemos con cabeza ajena. Los fracasos de Cuba, Albania, la URSS, la RAE y Corea del Norte siempre estuvieron allí de espejo. Los únicos que no advertimos lo que nos venía a partir de 1998 fuimos nosotros. Para nada nos hacía falta analizar ondas gravitacionales.
Pero tampoco es que estamos a la cola de todo lo bueno que pasa en el mundo. Si bien las estadísticas de cualquier cosa nos colocan detrás de la ambulancia, hay algo en lo que nosotros podemos sorprender al primer mundo, a ese mundo que está próximo a conocer el futuro. Ningún país ha desarrollado con tan alto nivel de eficiencia nuestra capacidad de encontrarnos con el pasado. En tan solo 17 años hemos regresado al siglo XIX, sin hacer ni una parada para echar gasolina en el siglo XX.
Si creen que exagero, echen un vistazo a nuestra vida diaria: ya se impuso el trueque como forma de intercambiar bienes y servicios, el conuco volvió para quedarse, la tusa vuelve a cumplir su papel higiénico, la miel sustituyó a los desaparecidos antibióticos, las plantas eléctricas ya alumbran nuestras casas, el pilón y el tinajero servirán para hacernos de harina de maíz y agua filtrada una vez expropiada La Polar, la cocina de kerosene nos salva de la falta de gas gracias a la ineficiencia de Pdvsa, el guayacol nos alivia el dolor de muelas y el gasto de odontología. La diferencia con los países que podrán visitar su futuro, es que nosotros no vamos a ir de visitar al pasado, vivimos en el pasado gracias al socialismo del Siglo XXI.

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