lunes, 26 de agosto de 2013

¿Camaradas exitosos?



Aquí Opinan

¿Camaradas exitosos?



TULIO RAMÍREZ



Hay un par de cosas que han caracterizado al chavismo, una de ellas es cambiarle el nombre a todo lo que les venga en gana y la otra, estigmatizar al diferente con un apelativo que por lo general es humillante y descalificador. El Comandante Nunca jamás vencido fue el iniciador de esta práctica política.

Recordemos que al inicio de su gestión indefinida, encasquetó el término escuálido a todo aquél que disintiera del llamado proceso. Pero lo peor no fue eso, lo increíble fue que el propio estigmatizado asumió el término como propio. En una suerte de hipnosis colectiva Chávez logró que los descalificados llegasen a defender inclusive esa condición. Así, entre los mismos opositores se escuchaban afirmaciones como estas: "aquélla se dice revolucionaria pero qué va, esa es más escuálida que yo", o "yo sí mijo, yo soy escualidísima, y a mucha honra". Términos como "Frijolito", "Filósofo del Zulia" o "La Nada", los utilizó con la idea de ningunear a los candidatos que se le enfrentaron en las diferentes campañas electorales.

Ninguno de estos se atrevió a devolver el golpe con algún remoquete del mismo tono. Nunca quisieron descender a esos niveles, aun a riesgo de quedar para la historia como conformes con esos apodos zahirientes.

Quizás en la creencia de que cambiando los nombres de las cosas se cambia también su realidad, los chavistas han asumido la práctica de cambiar el nombre de eventos, instituciones, calles y hasta del país.

Ahora los damnificados pasaron a la condición de dignificados; los ministerios son del poder popular; los niños de la calle ahora son de la patria; las devaluaciones son ajustes cambiarios; los morenos son afrodescendientes; el robo es expropiación revolucionaria; los asalta-viviendas son movimiento de pobladores; el pensamiento crítico es liberador mientras sea contra el capitalismo, si es crítico al socialismo entonces es llamado pensamiento reaccionario. Otra manía es la de mencionar las palabras en sus modalidades de género. Por eso encontramos expresiones absurdas como "contabilistas y contabilistos", "Tenientas y Tenientos" o la más reciente, "millones y millonas". En esa tónica los camaradas dirían que a los profesores Alexis Márquez Rodríguez y al fallecido Manuel Bermúdez no se les podría llamar lingüistas, sino lingüistos.

Más recientemente el diputado Pedro Carreño ante una pregunta sobre las acusaciones de corrupción a funcionarios del gobierno hecha por el periodista (¿periodisto?) Vladimir Villegas, dijo algo así como que siempre ha habido maledicencia sobre "los camaradas exitosos". Bueno, en verdad esa no me la sabía. Llamar camaradas exitosos a quienes se han hecho ricos a costa del erario público es una manera de intentar desviar el tema utilizando un significante que alude al trabajo laborioso y emprendedor y no a la corruptela. No estoy al tanto de saber si el Capitán Carreño sabe de semiótica o semántica, pero al que es corrupto se le debe llamar corrupto y no de otra manera.

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