¡Mi compadre Toñito!
Tulio Ramírez
21 de octubre de 2013
“La creación
de Altos Mandos, Estados Mayores, Cuerpos Superiores de no sé qué cosa para
investigar a quien disienta, me tiene con los nervios de punta compadre, ya no
resisto más”. Así me recibió Toñito, vecino, compadre y eterno compañero de
marchas contra el gobierno. Tenía varios días que no lo veía por el Barrio, ni
tampoco por el botiquín de José dónde, de tarde en tarde, se apersona para
apagar la sed y analizar la política nacional con los panas de la cuadra. Lo noté
un poco demacrado, barbado y con enormes ojeras producto del insomnio. Me
confesó que había mandado a su mujer y sus dos hijas donde su suegra, ya que presentía
un inminente allanamiento por parte de de los cuerpos de seguridad del Estado. Comentó
que no quería pasar la vergüenza de que lo vieran esposado y humillado. Le
pregunte cuál crimen tan atroz había cometido. Antes de que me diera la
respuesta, recuerdo haberle aconsejado que si la cosa era grave lo prudente era
que se entregara a las autoridades, ya que siempre es mejor enfrentar la
justicia que estar expuesto a una persecución con todos los peligros que eso
supone.
Toñito, más
tranquilo, me invitó a sentar, sacó dos vasos y hurgando por detrás de la
lavadora, hizo aparecer media botella de whisky que Tamara, su mujer, había
escondido sin percatarse que él la observaba. Después del primer fondo blanco
comenzó su historia. “Mire compadre, el gobierno va en serio. Fíjese que bajo
el argumento de la corrupción y el saboteo aquí no está quedando títere con
cabeza. No importa si la denuncia es cierta o es un montaje, mira a Juan Carlos
Caldera y Richard Mardo, a punto de ir a la chirona. A Julio Borges seguro le
aplicarán pena de prisión por reincidente, si vuelve a interrumpir a Nicolás.
Capriles está en tercera y con cualquier pendejada va rumbo a la cárcel. A JJ
Rendón no lo van a pelar si pone un pie en Maiquetía. A Simonovis le niegan
hasta el sol. A los trabajadores del Metro, El Troudi les dice que cualquier fallita
es por culpa de ellos y por eso no solo serán botados, sino que irán presos por
saboteadores. Total mi compadre que viendo la vaina, creo que con lo que he
hecho vendrán por mí en cualquier momento”.
¿Pero qué
has hecho Toñito?, le pregunte ahora sí, bien preocupado. “Compadre”, me
respondió con tono de cuatro desafinado, “he cometido el peor error que un
opositor en Venezuela puede cometer”. Ahora fui yo quien se empujó un fondo
blanco, me serví el otro y puse cara de rojito escuchando a Chávez. Finalmente,
con los ojos aguados del arrepentimiento, confesó su crimen: “Hace dos semanas
recibí un pitazo. Había llegado leche en polvo al supermercado. Fui raudo y por
sobre la muchedumbre, logré hacerme de dos potes que luego una señora quiso
arrebatarme de manera violenta. La empuje y cayó con toda su humanidad dentro
de la nevera de los pollos. Me juró la muerte. A los días la vi en VTV
declarando la guerra económica y llamando al pueblo a ir contra los que le arrebatan
la comida al pueblo. Me fregué compa, no aguanto más, creo que me voy a
entregar”
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