Trauma post electoral
Así mis estimados lectores cada quien vivirá de manera diferente su trauma postelectoral
Estoy
escribiendo este artículo el jueves 12 de octubre y saldrá publicado el
lunes 16, es decir, lo escribo antes de las elecciones regionales y lo
leerán mis valientes y desocupados seguidores, después de conocidos los
resultados (bueno, esto último nadie en este país lo puede garantizar).
El asunto es que en esas condiciones escribir un artículo llamando a
votar sería extemporáneo y celebrar por adelantado sería muy riesgoso.
¿Sobre qué escribo entonces?. Si toco un tema no electoral, corro el
riesgo de que nadie lo leerá por descontextualizado. ¿Qué pasará si no
envío mi contribución al periódico?. Lo más seguro es que, después de 7
años ininterrumpidos publicando los lunes cada quince días en TalCual, nadie extrañará mi artículo. Esa es la buena o mala suerte de los articulistas desconocidos.
Pero cómo dice Chuito Marcano, el
mascalacachimba de Marigüitar, ¿quién dijo miedo?. Dedicaré estas líneas
a hacer un ejercicio de caracterización de las conductas
postelectorales de ambos bandos después de conocidos los resultados.
Pero no escribiré de euforias, sino de traumas producidos por un
resultado adverso. Aclaro desde ya, que no lo haré sobre los
abstencionistas “opositores”, ya que la verdad no sabría cuál es el
resultado que los deprimiría. Para estos amigos la mayor alegría sería
ver a la MUD derrotada, pero si contra sus apuestas la oposición gana
las elecciones, se alegrarían si el gobierno destituye a los
gobernadores opositores electos por no reconocer a la ANC. Pero vayamos a
lo que vinimos.
Si el PSUV, contra todos los pronósticos
y el sentido común, obtiene una victoria, esta sería la conducta de los
opositores alineados a la MUD. Primera reacción: desconcierto,
sorpresa, tristeza y arrechera. Segunda reacción: culpar al CNE por
haber impedido las sustituciones, haber trasladado los centros
electorales a horas del evento electoral, y por supuesto culpar a los
abstencionistas por su ceguera política. Tercera reacción: culpar a
Ramos Allup, Borges y hasta a Leopoldo López por su ingenuidad al ir a
unas elecciones amañadas y trampeadas. Cuarta reacción: meterse en las
páginas de las empresas de viaje a ver dónde carajos irse, ponerle
precio a la casa, llamar a ver quién quiere quedarse con el perro y
comenzar a publicar en Facebook saludos a los amigos en el exterior con
el fin de restablecer contactos. Si hay suerte alguien echará una mano
para ayudarlos a salir. Quinta reacción: Darse cuenta que la pelea es
peleando, sacudirse la depresión y echarle bolas para lo que viene, no
sin dejar de caerle encima y verle el hueso blanco a los líderes de
oposición (esto último sería opcional).
Si es la MUD la que gana la mayoría de
las gobernaciones, la reacción de los camaradas variará según su nivel
de enchufamiento al poder. Los socialistas millonarios a costa del
erario público son los que sufrirán el trauma más severo. Estar en las
listas de sancionados y el peligro de perder la teta principal, seria
agobiante para un ser humano que el único riesgo que ha asumido en la
vida es no lavarse las manos después de contar como propio, el dinero
ajeno. El solo pensar que tendrán que huir a Irán Cuba o Corea del
Norte, los descompone. Luego están los funcionarios medios de las
gobernaciones rojitas, que no han robado, sino que viven del sueldo y de
las Bolsas CLAPS. Tendrán una depre distinta a los primeros. Ver
derrumbarse un proyecto político que inexplicablemente apoyan de
corazón, supondrá un duelo muy doloroso. Por último, están los líderes
partidistas de esa tolda quienes tienen real y poder. Veamos sus
posibles reacciones.
Primera reacción: La calentera con
Tibisay porque las trampas y marramucias no funcionaron. Segunda
reacción: La calentera con los dedocrátas del partido porque los
lanzaron como candidatos a una derrota anunciada. Tercera reacción:
meterse en las páginas de las empresas de viaje a ver dónde carajos
irse, ponerle precio a la casa, llamar a ver quién quiere quedarse con
el perro y comenzar a publicar en Facebook saludos a los amigos en el
exterior con el fin de restablecer contactos, si hay suerte alguien
echará una mano para ayudarlos a salir. Cuarta reacción: Reclamar al
gobierno un puesto “donde haiga”, como pago por el sacrificio. Quinta
reacción: Comenzar a declarar en los medios públicos que se adhieren a
las filas del “chavismo disidente”, como medida precautelativa ante la
debacle de las presidenciales de 2018. Así mis estimados lectores cada
quien vivirá de manera diferente su trauma postelectoral.
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