Parrita, el nacimiento de una leyenda
“Parrita es el símbolo de la resistencia al
socialismo. Frente a un Estado autoritario que ha asfixiado a la
economía y antela negación de la libertad a un consumidor impedido de
desplegar su libre albedrío para escoger los bienes ofrecidos en el
mercado..."
No
soy ni pretendo ser una mala copia de Fernando del Rincón. Esta columna
tampoco pretende hacerle competencia a Conclusiones, ni más faltaba. Mi
audiencia, aunque igual de respetable, está unos cuantos millones por
debajo de la del programa de CNN. Nuestro hablar petareño y escuálida
figura, así como nuestra humilde condición de colaborador quincenal en
este diario, por cierto ahora digital por la voluntad de Dios…. (los
puntos suspensivos son autocensura), hacen imposible cualquier equívoco.
Pero, al igual que Del Rincón, llevé a la fama a un personaje hasta
hace unos días desconocido, me refiero a Parrita, el Bachaquero Mayor.
Hace exactamente quince días hice
pública una entrevista al hoy famoso personaje. Su condición de
postgraduado en una muy exigente universidad extranjera, el dominio de
varios idiomas y una amplia cultura sobre la compleja temática
económica, aunado a su indiscutible éxito como bachaquero, lo hacen de
suyo un personaje atípico en un país donde los talentos prefieren
emigrar para asegurarse mejor vida. A raíz de esa entrevista Parrita
pasó a ser un mito. De hecho, nació una leyenda.
Hoy todos buscan a Parrita. Tengo el
teléfono atiborrado de correos, tuits y mensajitos de texto preguntando
dónde ubicarlo. Damas que requieren tinte para el pelo, acetona, champú,
toallas sanitarias con alitas, desriz, harina de maíz, aceite, pasta y
detergente, acuden desesperadas a mi oficina en la universidad
preguntando sobre las coordenadas para dar con Parrita. No son menos los
caballeros clamando por desodorantes que no sean de bolita, jabón de
olor, tinte para el pelo, cauchos y peines de carey. Todos juran que
mantendrán el secreto de su paradero.
Su popularidad en pocos días ha
alcanzado elevados niveles. En los mercados libres ya se venden franelas
con la inscripción “I Love Parrita”; los buhoneros tienen chapas donde
se lee “Todos somos Parrita” y hasta hay paredes con pintas que
advierten “Aquí estuvo Parrita”. Muy peculiar el grafiti en la autopista
hacia Coche. “Parrita viene, y viene arrecho” es lo que leen los
conductores que van por el canal rápido. No puedo dejar de mencionar los
volantes que dejaron sobre la capota de un camión de repollo en Quinta
Crespo, “Parrita pa’ Presidente”, era el mensaje que contenía.
El nivel de fanatismo ha llegado a tal punto que han proliferado afiches por la ciudad sin más mensaje que una enorme P ladeada. Sospecho que algunos activistas quieren replicar el guión de aquélla película escrita por Alan Moore y protagonizada por Hugo Weaving, titulada en inglés V for Vendetta, o V la Venganza
como se comercializó en el mundo hispanoparlante. Uno se pregunta ¿qué
han visto en Parrita para convertirlo en un Héroe casi mítico, en casi
una leyenda popular?, ¿es que acaso ser bachaquero se ha convertido en
motivo de admiración y respeto?.
Indudablemente que hay algo más que el
desarrollo de una simple actividad lucrativa y oportunista. Me apresuré a
preguntar a mis colegas expertos en Psicología Social y Sociología.
Estos brillantes profesores, entre disertación y disertación, no dejaban
de preguntarme donde conseguir a Parrita. A uno de ellos le había
nacido un nieto y no conseguía ni pañales ni el chupón ergonómico
recomendado por el Pediatra, a la otra colega, se le había acabado el
aceite de oliva y tenía planificada una fideuá para el domingo. Como
todos, me juraron por este puñado de cruces mantener el secreto.
Luego de profusos análisis, por fin me
dieron la clave para entender ese fenómeno de masas, tal como lo
denominaron. “Parrita es el símbolo de la resistencia al socialismo.
Frente a un Estado autoritario que ha asfixiado a la economía y antela
negación de la libertad a un consumidor impedido de desplegar su libre
albedrío para escoger los bienes ofrecidos en el mercado, insurge una
figura como Parrita para garantizar el despliegue de esa voluntad
autónoma y dinamizar la economía. Parrita es un arquetipo de libertad
que se ha instalado en el imaginario del venezolano”, concluyeron.
“O sea, déjame ver si entiendo”,
respondí con cara de falso asombro, “¿Entonces Parrita no es solo un
proveedor de bienes a Buhoneros, que opera en la clandestinidad con el
apoyo de una red de cómplices que lo encubren y que gana una boloña
vendiendo al triple lo que compró por centavos, sino que también se ha
convertido en un icono de la lucha por la libertad en Venezuela?”. Luego
de observar el movimiento afirmativo de sus cabezas, rematé, “vaya pa’
la auyama colegas, la verdad es que a este país se le corrió una teja”.
Qué les parece, lo llevé a la fama sin
proponérmelo. Finalmente, para los que siguen escribiendo solicitando la
dirección de Parrita, olvídenlo, no tengo sangre de Patriota
Cooperante. Y con respecto a ti Parrita, si estás leyendo estas notas,
haz lo posible por comunicarte conmigo, manda a algunos de tus
compinches con papel tualet, jabón de baño, whisky barato y pollo. Con
tantas reuniones con los expertos para hablar sobre ti, se gastó lo poco
que quedaba en la despensa. Por cierto, te has convertido en una
leyenda. Administra bien tus 15 minutos de fama.
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