lunes, 16 de noviembre de 2015

Parrita, el nacimiento de una leyenda

Bachaqueo

“Parrita es el símbolo de la resistencia al socialismo. Frente a un Estado autoritario que ha asfixiado a la economía y antela negación de la libertad a un consumidor impedido de desplegar su libre albedrío para escoger los bienes ofrecidos en el mercado..."
No soy ni pretendo ser una mala copia de Fernando del Rincón. Esta columna tampoco pretende hacerle competencia a Conclusiones, ni más faltaba. Mi audiencia, aunque igual de respetable, está unos cuantos millones por debajo de la del programa de CNN. Nuestro hablar petareño y escuálida figura, así como nuestra humilde condición de colaborador quincenal en este diario, por cierto ahora digital por la voluntad de Dios…. (los puntos suspensivos son autocensura), hacen imposible cualquier equívoco. Pero, al igual que Del Rincón, llevé a la fama a un personaje hasta hace unos días desconocido, me refiero a Parrita, el Bachaquero Mayor.
Hace exactamente quince días hice pública una entrevista al hoy famoso personaje. Su condición de postgraduado en una muy exigente universidad extranjera, el dominio de varios idiomas y una amplia cultura sobre la compleja temática económica, aunado a su indiscutible éxito como bachaquero, lo hacen de suyo un personaje atípico en un país donde los talentos prefieren emigrar para asegurarse mejor vida. A raíz de esa entrevista Parrita pasó a ser un mito. De hecho, nació una leyenda.

Hoy todos buscan a Parrita. Tengo el teléfono atiborrado de correos, tuits y mensajitos de texto preguntando dónde ubicarlo. Damas que requieren tinte para el pelo, acetona, champú, toallas sanitarias con alitas, desriz, harina de maíz, aceite, pasta y detergente, acuden desesperadas a mi oficina en la universidad preguntando sobre las coordenadas para dar con Parrita. No son menos los caballeros clamando por desodorantes que no sean de bolita, jabón de olor, tinte para el pelo, cauchos y peines de carey. Todos juran que mantendrán el secreto de su paradero.

Su popularidad en pocos días ha alcanzado elevados niveles. En los mercados libres ya se venden franelas con la inscripción “I Love Parrita”; los buhoneros tienen chapas donde se lee “Todos somos Parrita” y hasta hay paredes con pintas que advierten “Aquí estuvo Parrita”. Muy peculiar el grafiti en la autopista hacia Coche. “Parrita viene, y viene arrecho” es lo que leen los conductores que van por el canal rápido. No puedo dejar de mencionar los volantes que dejaron sobre la capota de un camión de repollo en Quinta Crespo, “Parrita pa’ Presidente”, era el mensaje que contenía.

El nivel de fanatismo ha llegado a tal punto que han proliferado afiches por la ciudad sin más mensaje que una enorme P ladeada. Sospecho que algunos activistas quieren replicar el guión de aquélla película escrita por Alan Moore y protagonizada por Hugo Weaving, titulada en inglés V for Vendetta, o V la Venganza como se comercializó en el mundo hispanoparlante. Uno se pregunta ¿qué han visto en Parrita para convertirlo en un Héroe casi mítico, en casi una leyenda popular?, ¿es que acaso ser bachaquero se ha convertido en motivo de admiración y respeto?.

Indudablemente que hay algo más que el desarrollo de una simple actividad lucrativa y oportunista. Me apresuré a preguntar a mis colegas expertos en Psicología Social y Sociología. Estos brillantes profesores, entre disertación y disertación, no dejaban de preguntarme donde conseguir a Parrita. A uno de ellos le había nacido un nieto y no conseguía ni pañales ni el chupón ergonómico recomendado por el Pediatra, a la otra colega, se le había acabado el aceite de oliva y tenía planificada una fideuá para el domingo. Como todos, me juraron por este puñado de cruces mantener el secreto.

Luego de profusos análisis, por fin me dieron la clave para entender ese fenómeno de masas, tal como lo denominaron. “Parrita es el símbolo de la resistencia al socialismo. Frente a un Estado autoritario que ha asfixiado a la economía y antela negación de la libertad a un consumidor impedido de desplegar su libre albedrío para escoger los bienes ofrecidos en el mercado, insurge una figura como Parrita para garantizar el despliegue de esa voluntad autónoma y dinamizar la economía. Parrita es un arquetipo de libertad que se ha instalado en el imaginario del venezolano”, concluyeron.

“O sea, déjame ver si entiendo”, respondí con cara de falso asombro, “¿Entonces Parrita no es solo un proveedor de bienes a Buhoneros, que opera en la clandestinidad con el apoyo de una red de cómplices que lo encubren y que gana una boloña vendiendo al triple lo que compró por centavos, sino que también se ha convertido en un icono de la lucha por la libertad en Venezuela?”. Luego de observar el movimiento afirmativo de sus cabezas, rematé, “vaya pa’ la auyama colegas, la verdad es que a este país se le corrió una teja”.

Qué les parece, lo llevé a la fama sin proponérmelo. Finalmente, para los que siguen escribiendo solicitando la dirección de Parrita, olvídenlo, no tengo sangre de Patriota Cooperante. Y con respecto a ti Parrita, si estás leyendo estas notas, haz lo posible por comunicarte conmigo, manda a algunos de tus compinches con papel tualet, jabón de baño, whisky barato y pollo. Con tantas reuniones con los expertos para hablar sobre ti, se gastó lo poco que quedaba en la despensa. Por cierto, te has convertido en una leyenda. Administra bien tus 15 minutos de fama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario