Aquí Opinan Lunes 14 de Julio de 2014 |
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17 TalCual |
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Aquí Opinan
Economía a la vinagreta
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De acuerdo a lo mostrado en la prensa nacional, algunos de los méritos que acompañan al octogenario asesor son los siguientes: fue compañero del Che Guevara (para nuestra izquierda trasnochada es suficiente credencial de mérito para catalogarlo como experto en cualquier cosa), fue viceministro del Ministerio de Industrias, miembro de la Junta Económico-Militar y no se ha escapado del mar de la felicidad. También dicen las notas de prensa que el camarada Borrego actuó como fiscal en aquellos siniestros Tribunales Revolucionarios que, a comienzos de la revolución, sentenciaron al paredón de fusilamiento a muchos de sus compatriotas sin las más mínimas garantías procesales. Juicios que por cierto, fueron presididos por magistrados uniformados de verde oliva que de seguro gritaron al juramentarse "¡Uh, Ah, Fidel no se va!".
Cuenta la leyenda que este personaje fue tan inmisericorde que hasta el mismísimo Guevara le puso el ácido apodo con el que hoy se le conoce.
Para los que detentan el poder, la misión del defenestrado jefe de planificación se cumplió a medias. Se le reconoce que hizo grandes esfuerzos durante 14 años para destruir la economía del país y asegurar la reproducción de los pobres que la revolución tanto necesita, pero al parecer no fue suficiente. Todavía sobreviven unas pocas industrias productivas, se ha democratizado la corrupción en dólares, lo que atenta contra la anhelada sociedad de pobres y una muy exclusiva cúpula rica, la militancia sigue comprando por Amazon zapatos de marca y celulares, y el ritmo de emigración de la odiada clase media, aunque alto, no es el esperado. No quedaba otro remedio que traer a alguien con probada experiencia en la destrucción de la economía de un país. La improvisación y la incapacidad ayudaron al Monje, es cierto, pero no es lo mismo contar con un profesional que ha pasado más de 50 años ayudando a la gigantesca obra de llevar a un país a la indigencia. Para eso Borrego está aquí, para aplicarnos la receta de una economía a la vinagreta.
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