lunes, 14 de julio de 2014

Economía a la vinagreta

Aquí Opinan
Lunes 14 de Julio de 2014
 |  17
TalCual


Aquí Opinan

Economía a la vinagreta



TULIO RAMÍREZ



Éramos muchos y parió la abuela, dice la conseja popular al hacer referencia a una situación sobrevenida que complica aún más una existente ya de por sí compleja. Este dicho muy usado en nuestro país, viene como anillo al dedo ante la presencia del economista cubano Orlando Borrego. En los corrillos políticos se analiza cuál podría ser el efecto de este asesoramiento sobre una economía maltrecha, sin rumbo, con los índices de inflación más altos del planeta y una recesión solo comparable con la de los países perdedores de las guerras mundiales o los comunismos de ayer y de hoy. Pues sí señor, los altos jerarcas del gobierno han anunciado casi que con bombos y platillos que con la asesoría de este economista se va a poner orden en la casa. Lo que faltó fue que en cadena nacional, siguiendo la costumbre del Galáctico, se le haya dicho al país en tono de son cubano y parafraseando aquella vieja canción de Carlos Puebla, que "se acabó la diversión, llegó Vinagreta y mandó a parar".

De acuerdo a lo mostrado en la prensa nacional, algunos de los méritos que acompañan al octogenario asesor son los siguientes: fue compañero del Che Guevara (para nuestra izquierda trasnochada es suficiente credencial de mérito para catalogarlo como experto en cualquier cosa), fue viceministro del Ministerio de Industrias, miembro de la Junta Económico-Militar y no se ha escapado del mar de la felicidad. También dicen las notas de prensa que el camarada Borrego actuó como fiscal en aquellos siniestros Tribunales Revolucionarios que, a comienzos de la revolución, sentenciaron al paredón de fusilamiento a muchos de sus compatriotas sin las más mínimas garantías procesales. Juicios que por cierto, fueron presididos por magistrados uniformados de verde oliva que de seguro gritaron al juramentarse "¡Uh, Ah, Fidel no se va!".
Cuenta la leyenda que este personaje fue tan inmisericorde que hasta el mismísimo Guevara le puso el ácido apodo con el que hoy se le conoce. 


 Para los que detentan el poder, la misión del defenestrado jefe de planificación se cumplió a medias. Se le reconoce que hizo grandes esfuerzos durante 14 años para destruir la economía del país y asegurar la reproducción de los pobres que la revolución tanto necesita, pero al parecer no fue suficiente. Todavía sobreviven unas pocas industrias productivas, se ha democratizado la corrupción en dólares, lo que atenta contra la anhelada sociedad de pobres y una muy exclusiva cúpula rica, la militancia sigue comprando por Amazon zapatos de marca y celulares, y el ritmo de emigración de la odiada clase media, aunque alto, no es el esperado. No quedaba otro remedio que traer a alguien con probada experiencia en la destrucción de la economía de un país. La improvisación y la incapacidad ayudaron al Monje, es cierto, pero no es lo mismo contar con un profesional que ha pasado más de 50 años ayudando a la gigantesca obra de llevar a un país a la indigencia. Para eso Borrego está aquí, para aplicarnos la receta de una economía a la vinagreta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario