lunes, 21 de abril de 2014

Eso fue lo que paso esa noche

Aquí Opinan

Eso fue lo que pasó esa noche



TULIO RAMÍREZ



Como muchos venezolanos me desvele viendo "El Diálogo". Para los amigos que me leen en el exterior debo aclararles que no se trataba del estreno de una película venezolana y mucho menos del primer capítulo de una telenovela con sazón nacional. Aunque, y es la verdad, tenía algo de ambas. Tenía de película la expectativa de que se llegara a un final esperado por todos, después de casi 6 horas de suspenso y acción. Parecía que estábamos viendo el remake de aquella obra magistral de Ferrari, La Gran Comilona, porque al final muchos querían salir corriendo de esa mesa, pero no por excesos de comida y lujuria, sino por no soportar tantas verdades duras y crudas delante de tanta gente. También tenía algo de telenovela, es cierto, ya que se anunciaban próximos capítulos donde se desenredarían todas las tramas colaterales que entorpecían un final feliz para los venezolanos. Pues bien, aclarado lo que no era "El Diálogo", procedamos a caracterizar lo que sí fue, sobre todo para aquellos compatriotas que no han seguido los acontecimientos en el país durante los últimos tres meses, vale decir, los despalomados.

"El Diálogo" fue el intento de dos bandos políticos de la sociedad venezolana por sacarse los trapitos al sol y hacer que el contrario quedara mal parado ante la audiencia. Por un lado estaban los representantes de los partidos que discrepan del Gobierno y, por el otro, los que discrepan de la oposición y viven del Gobierno. Estos últimos se esforzaron por defender una gestión que, según ellos, nos llevo a ser un país donde no pasa nada y todos están felices, una "Disneyzuela" pues; mientras que los otros, se empeñaban en demostrar que el Gobierno es el gran culpable del desbarrancamiento de ese mismo país. Como testigos, unos cancilleres atentos pero con sueño, que dieron una dura batalla para no posar sus frentes sobre la mesa. Debían mantenerse despiertos para evitar cualquier enfrentamiento, no vaya a ser que apareciera el gordito de la franela tricolor que se la tiene jurada a Julio Borges.

Se habló de todo, menos de lo más importante, dicen algunos, aunque otros se sintieron satisfechos. Los del Gobierno argumentaron que gracias a Chávez y sus herederos se evitó que el país se hundiera en la crisis provocada por la conquista española, el bloqueo naval de 1908, el nacimiento de Rómulo Betancourt y el Golpe de Estado de 2002, allí se plantaron. Los de la oposición se las cantaron una a una mientras muchas cabezas del bando contrario giraban sobre sí mismas y hacían lo imposible porque el vómito verde no se deslizara por la comisura de los labios. Más que un diálogo fue un debate. El Gobierno no se comprometió a nada, mientras la oposición se comprometió a seguir buscando caminos para avanzar en las soluciones. La revelación de la noche fue que el alcalde del municipio Libertador confesó lo mal que le caía el dirigente Andrés Velásquez. Mientras tanto, los estudiantes siguen luchando en las calles y las bandas armadas arremetiendo contra ellos. Eso fue lo que pasó esa noche.

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