lunes, 15 de marzo de 2021

 

¡Gracias, profe Livinally!, por Tulio Ramírez

Gracias UCV
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Twitter: @tulioramirezc


Cuando estudiaba cuarto año de Humanidades en la Técnica de Campo Rico, en Petare, tuve una profesora de Sociología de apellido Livinally, quien se empeñaba en que nosotros, estudiantes imberbes y sin ningún tipo de formación sobre los asuntos públicos, tuviésemos algún conocimiento básico sobre la organización política de las sociedades.

En esa época, nuestra intuición y escasísimo sentido de lo político no iba más allá de los cuatro gritos que pegábamos cuando salíamos a la calle a protestar contra la guerra de Vietnam, por la libertad de unos presos que no sabíamos por qué lo estaban o contra un golpe de Estado dado en Chile, un país del cual no sabíamos nada, pero había que protestar.

Vale mencionar que esas huelgas y protestas se organizaban, por lo general, los viernes previos a los lunes bancarios o de asueto por fecha patria. Era lo que se podría llamar hoy “un puente insurreccional”.

Nuestro ímpetu revolucionario también se exacerbaba los días viernes antes de carnaval, Semana Santa o a la víspera de los exámenes trimestrales. Como se puede intuir, casi que memorizábamos el calendario.

Recuerdo que días después de alguna de esas protestas que culminaban con un saldo en contra de peinillazos y detenciones, la profesora Livinally utilizó las horas de su clase para discutir las diferencias entre el Estado y el Gobierno. “Había que cultivar a esos pichones de políticos”, decía no sin razón.

Ella nos preguntaba qué era lo que al final queríamos, tumbar al Gobierno o al Estado. Le respondíamos que a los dos, “porque era la misma cosa”. Para nosotros ambos términos aludían a lo mismo. Lo usábamos de manera indistinta para referirnos a quien mandaba en Miraflores. La profe Livinally, con la paciencia china que la caracterizaba, hacia lo imposible porque entendiéramos las diferencias.

Era como aquella propaganda sobre pastillas para el resfriado. En una farmacia el cliente pedía una determinada marca de un medicamento y la dependiente le despachaba otro. Ante la queja del cliente, la dependiente con cara de fastidio, ripostaba: “Tachipirin, Tachipiron, da igual, es la misma cosa, lléveselo”. Así estábamos.

“El Estado es una forma de organización política que incluye la población, el territorio y el Gobierno, y está conformado por un conjunto de instituciones permanentes que hacen que un país funcione”, “parte de esas instituciones conforman el Gobierno”. Era su primera aclaratoria.

“El Gobierno es el conjunto de personas y órganos que administran y gestionan el Estado”, “si bien el Gobierno forma parte del Estado, el Estado no se reduce al Gobierno”, “los Gobiernos pasan, el Estado permanece”, “para cambiar un Estado es necesario cambiar la Constitución, mientras que un Gobierno puede cambiarse con votos en una democracia, sin necesidad de destruir el Estado”. Recuerdo sus lecciones como si fuera ayer.

Años después, siendo estudiante de Sociología en la UCV, pude al fin entender lo que explicaba mi querida profesora.

Por ejemplo, comprendí que aunque la universidad no formara parte del Gobierno sí formaba parte del Estado. Y el Gobierno, por mandato de la ley, estaba en la obligación de financiarla para que pudiese con su misión como formadora de profesionales y generadora de conocimientos.

Hoy, el gobierno chavista está haciendo lo imposible por destruir a la universidad autónoma, es decir, a una institución del Estado que ha generado el 80% de la investigación que se ha producido en el país en los últimos 60 años y que, además, ha formado a generaciones de profesionales reconocidos por su alta calidad en el mundo entero.

La expresión metafórica que mejor podría describir ese despropósito es que el Gobierno chavista le está haciendo una lobotomía a una parte del cerebro institucional del Estado venezolano, específicamente a aquella con la que desarrolla su inteligencia.

¡Gracias, profe Livinally, sus útiles enseñanzas todavía perduran!

Tulio Ramírez es Abogado, Sociólogo y Doctor en Educación. Profesor en UCAB, UCV y UPEL.

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo


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