lunes, 31 de agosto de 2020

Señales

 

Señales, por Tulio Ramírez

@tulioramirezc


Hace algunos años vi por televisión una película protagonizada por Mel GibsonJoaquin PhoenixRory Culkin y Abigail Breslin. La dirección estuvo al mando de M. Night Shyamala. Señales era el nombre del film Para hacerles el cuento corto, trata de la vida de un exsacerdote episcopal (Mel Gibson) quien descubre extraños círculos en la siembra de maíz de su finca y luego con el tiempo se entera de círculos similares en otras partes del mundo. Su perspicacia asocia tales señales con la presencia de extraterrestres. Lo demás no lo cuento para que interesen en verla.

¿A qué viene el spoiler de Señales? No amigo lector, no es lo que está pensando. Ni me he convertido, por efectos del aburrimiento, en un espontáneo crítico de cine ni estoy promocionando a Netflix o Directv. La cantidad de lectores que logro convocar no da como para ganarme unos cobres extras exponiendo publicidad de esos gigantes consorcios. Es cierto que necesito el trabajito, pero definitivamente no creo que estas empresas estén interesadas en dármelo.

El asunto es que esta película me ha venido a la mente porque he sido testigo de algunos episodios que podrían catalogarse como señales de algo que, todavía, no sé exactamente qué es. Me atreveré a exponerlas para ver si algún lector más avispado que yo puede ayudarme a descifrarlas. Han sido exactamente cuatro episodios aparentemente desconectados entre sí.

El primero tiene que ver con los videos que circulan por las redes, donde se observa a individuos fuertemente armados reclamando que no les han atendido sus solicitudes (supongo de dinero). Los amenazados de muerte al parecer son padres o representantes de jóvenes peloteros recién firmados por equipos de las Grandes Ligas. Lo sorprendente es que los reclamos se hacen de manera airada como si se tratase de un fuerte llamado de atención por parte de honorables caballeros ofendidos por un trato injusto

El segundo tiene que ver con los recientes sucesos de la Cota 905. Enterarme que, por segunda vez, el gobierno da la orden de retirada a los funcionarios policiales ante la arremetida de los malandros, me dejó francamente desconcertado.

Se trata de una entrega sin condición de una parte del territorio nacional a unos civiles armados quienes impondrán de ahora en adelante su ley con la venia de quienes están llamados por ídem a imponerla. Ni en las películas baratas, ya que siempre ganan los buenos.

El tercer episodio es de índole internacional. Resulta ser que en la ONU se aprobó una resolución sobre la responsabilidad de proteger a las poblaciones de los genocidios, los crímenes de guerra y lesa humanidad. No hubiese sido una noticia ya que la ONU es esencialmente un ente diseñado para aprobar ese tipo de acuerdos. Lo que hace el tema trascendente es que Venezuela fue el único país que no la aprobó. Vayan hilando con los episodios anteriores y saquen cuenta.

Por último y como guinda narro lo que me sucedió ayer. Iba a Plaza Venezuela, me detiene un policía y me exige muestre el salvoconducto. Se lo muestro y me pide que me pare a la derecha. Solicita todos los documentos del vehículo. Cosa rara, hasta los trimestres municipales. Todo en orden. Luego me dice “ese certificado médico está por vencerse y esa licencia también”. Le respondo que el certificado se vence en dos años y la licencia en tres, que están todavía vigentes”. Pues miren la perla.

“Le puedo ayudar en ese trámite”. ¿Cómo?, pregunto. Pues el policía se mete la mano al bolsillo y saca un formato de certificado médico y me dice, “son 10 dólares”. ¿Y la firma y sello?, riposté. “Usted no se preocupe, yo lo firmo y ya tiene sello”. ¿Y la licencia? pregunté, Cuando se iba a meter la mano en el otro bolsillo, lo atajé. “Tranquilo ya sé que estás por aquí”. Seguro que acto seguido me ofrecería renovar in situ la póliza del seguro del carro.

Digan si estos hechos aparentemente aislados son o no señales de algo. A diferencia de la película, se han verificado solo algunos episodios similares en otras partes del mundo, pero no todos juntos. ¿Serán señales de que algo está podrido en Dinamarca? Saque Ud. su conclusión.

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