Yo a ti, sí te jodo
Eran los tiempos de la IV República, o de la
democracia civil como prefiero llamarla. Se hacía periodismo mordaz,
crítico y nada complaciente con los gobiernos de turno
Los
diferentes medios de comunicación estaban dispuestos para reseñar la
noticia, la cual por cierto no recuerdo, pero el asunto ha debido ser de
cierta trascendencia por la presencia del presidente Lusinchi. El
lugar, alguna de las oficinas del Palacio de Miraflores. La transmisión
era en vivo y directo. Yo sintonizaba, como todas las noches, el
noticiero de Radio Caracas Televisión. Luís Guillermo García era el
periodista que por ese canal estaba cubriendo la noticia. Luís
Guillermo, junto a otros periodistas como Samuel Belilty, Sergio Novelli
y la para entonces muy joven Laura Castellanos, conformaban un staff
que se caracterizó por el sentido crítico y de denuncia que le imprimían
a sus reportes. Lo cierto es que en ese episodio que estoy rememorando
la verdadera noticia no fue el asunto del cual ni me acuerdo, sino la
respuesta que le dio el para entonces presidente al periodista de
marras. Se le acercó como una tromba. Con los cachetes temblorosos y con
el dedo índice amenazante le espetó: “Tú a mí no me jodes”. Luís
Guillermo, con cara de desconcierto, se limitó a mirar a la cámara como
preguntándole al televidente, ¿y qué carajo le pasa a este señor?
Eran los tiempos de la IV República, o
de la democracia civil como prefiero llamarla. Se hacía periodismo
mordaz, crítico y nada complaciente con los gobiernos de turno. Salvo
una paliza que algunos inadaptados le dieron al periodista Alfredo Tarre
Murzi y una que otra demanda por difamación a algún periodista o editor
que se pasó de la raya, había una relación tensa pero tolerante entre
el gremio de cazadores de noticias y la clase política en el país. Tanto
la prensa escrita como las revistas de corte político, colocaban a la
disposición de sus lectores, crudos reportajes, columnas polémicas, así
como entrevistas incisivas y provocadoras. Ese periodismo valiente y
punzante no recibía como respuesta el allanamiento de la casa de algún
periodista, por parte de la policía política del régimen. Hasta los
humoristas no desaprovechaban la oportunidad de despellejar a los
políticos de oficio. Inolvidables los sketches de la Radio Rochela,
donde prácticamente todos los líderes importantes de la época fueron
parodiados, magnificando sus desaciertos y metidas de pata.
Pues si mi apreciado lector, en esa
república civilista, hoy tan criticada por un régimen que calza botas
militares, un presidente amenazó a un periodista frente a toda
Venezuela, y no le pasó absolutamente nada. El reportero siguió con sus
reportajes cargados de denuncias y críticas sin que fuese despedido u
obligado a renunciar “por órdenes de Miraflores”. Por el contrario, el
presidente Lusinchi fue el que recibió una andanada de rechiflas
provenientes no solo del gremio de comunicadores sociales como era de
esperarse, sino de sectores no ligados a este oficio. Definitivamente
era otra Venezuela.
Añoramos aquellos tiempos por miles de
razones que no vienen al caso nombrar. Todos las conocemos y padecemos a
diario. Sin embargo, quiero referirme a los embates en contra de la
prensa y los periodistas. Cierre de medios, agresiones físicas y
verbales, veto a algunos conductores de programas de radio,
enjuiciamiento a editores, ha sido la constante de un gobierno alérgico a
cualquier posición que disienta de sus políticas. En los gobiernos
dictatoriales la primera víctima es la prensa libre, acostumbran a decir
quienes tienen la responsabilidad de informar. Pero hablar de prensa es
hablar de periodistas. El caso de Jesús Medina Ezaine debe alertar al
gremio, a los venezolanos y al mundo. No quiero que se me aplique la
novedosísima y creativísima Ley contra el Odio, pero díganme ustedes
amigos lectores, este periodista fue secuestrado, brutalmente golpeado y
amenazado de muerte, pero no le robaron nada, ni pidieron rescate. “Yo a
ti, si te jodo”, al parecer fue el mensaje que le mandaron de alguna
parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario