lunes, 10 de julio de 2017

¿Nos dejaremos quitar el país mansamente?

Marcha

Si este es el concepto oficial de pueblo, se explica que se agreda brutal y salvajemente a los Diputados opositores de la AN. Total, al fin y al cabo, ellos no representan al pueblo, porque los 14 millones de venezolanos que los eligieron no pueden llamarse pueblo ya que no son leales a Maduro
En mis años de estudiante comecandela de Sociología en la UCV, la palabra pueblo era utilizada como comodín para justificar cualquier acción revolucionaria planificada en el cafetín. Bajo consignas como “Abajo la democracia burguesa”, “Todo el poder para el pueblo” o, “Desechar las ilusiones y preparase para la lucha”, demonizábamos al sistema de gobierno que había alfabetizado a los campesinos, otorgado créditos a los pequeños empresarios, sembrado escuelas en los sitios más remotos del país, que había devuelto el voto a los venezolanos, construido viviendas, hospitales y un sistema de seguridad social que acogió eficientemente en su seno a los trabajadores más humildes y sus familias por más de 30 años.
No dábamos concesiones. La misión era tomar el cielo por asalto. Pero en nuestro empeño por “alcanzar el poder para el pueblo”, no nos percatamos que ese nicho de formación ideológica y organización revolucionaria como lo era la UUUCV, existía gracias a la democracia que tanto detestábamos. Estudiar gratis, disfrutar 3 comidas en el Comedor Universitario, transporte, acceso a la cultura en los espacios del Aula Magna o la Sala de Conciertos, hacer deportes organizadamente con Beca incluida, lo asumimos como algo natural, propio de una institución contestaria y libertaria que se debía a sus estudiantes. Nunca se nos pasó por esa mente afiebrada por las lecturas (no muchas veces comprendidas) de Marx, Lenin, Mao, Luckacs, Gramsci, Kosik, Althusser, Poulantzas y Lefevre, que ese espacio creador y disidente era imposible que existiera en Cuba, Albania, la URSS, China, Corea del Norte o en la RDA, nuestras referencias del paraíso socialista. ¿Recuerdan la película Fresa y Chocolate?

Asumimos como un deber liberar al pueblo del yugo del capitalismo, en eso invertíamos todos nuestros esfuerzos, menos en carnaval, semana santa, puentes varios, cumpleaños, agosto por vacaciones o entre el 15 de diciembre al 7 de enero, día en el que había que reintegrase a los estudios y a la lucha. No nos cuestionábamos sobre el porqué ese pueblo al que tanto defendíamos, no nos paraba bolas. Si alguien nos hacia esa pregunta, respondíamos en tono de catedrático trasnochado: “es que están alienados por la ideología capitalista”. En honor a la verdad, nunca supimos explicar bien como se comía eso, pero si lo decían nuestros profesores debía ser cierto. Esa palabreja marxista era suficiente para explicar porque los pobres de la tierra no atendían a nuestro llamado a integrarse en la lucha por la liberación de ellos mismos.

Lo anterior lo comento, porque las cosas al parecer no han cambiado mucho. El gobierno chavista desde que se apoderó de Miraflores ha justificado cada una de sus insensateces, malas políticas, metidas de pata, abusos, persecuciones, expropiaciones, regalos a países “hermanos”, destrucción de programas sociales, desmantelamiento de la industria petrolera, la agricultura y el aparato productivo, incluido el del sistema educativo, bajo el argumento que han sido medidas tomadas para “defender al pueblo”. Lo que resulta paradójico es que al final el gran perjudicado ha sido el mismo a quien dicen proteger. Para muestra un botón, las medidas que se tomaron para defender al pueblo contra la fulana “Guerra Económica” han profundizado la escasez, la falta de medicamentos, el desempleo y la delincuencia. “No me defienda compadre” le escuche decir a un obrero de la construcción cuando se decretó el último aumento de sueldo.

El gobierno “revolucionario”, en su extraña manera de entender la palabra pueblo, pareciera circunscribir su significado “al sector de la sociedad que está resteado y sumiso al gobierno de Maduro”. Así las cosas, los que no comulguen con el ideario chavista pierden automáticamente la condición de pueblo. Este sector pasaría a ser otra cosa, quizás oligarquía, pero pueblo, lo que se llama pueblo, nunca. Este significado restrictivo es lo que ha servido para justificar lo que en condiciones normales nadie en su sano juicio puede. Si este es el concepto oficial de pueblo, se explica que se agreda brutal y salvajemente a los Diputados opositores de la AN. Total, al fin y al cabo, ellos no representan al pueblo, porque los 14 millones de venezolanos que los eligieron no pueden llamarse pueblo ya que no son leales a Maduro.

Sobre la base del argumento anterior se podría entender que vociferen orgullosos que “las Bolsas CLAP son solo para el pueblo”. ¿No comprende apreciado lector?, pues venga y le explico. Bernal confesó que solo se reparten (venden) estas Bolsas al 10% de la población. Vamos a ver, según las encuestas ese es el porcentaje de venezolanos que votaría por la propuesta de la constituyente comunal, o sea los fieles simpatizantes de Maduro. Entonces, por asociación lógica, este pequeño sector de la población vendría a ser “el pueblo”. Con esta explicación debemos entender que cuando gritan a todo pulmón que la Asamblea Nacional Constituyente es para “empoderar al pueblo”, se refieren a que ese escaso 10% de la población adquirirá el poder para someter al 90% restante. La gran pregunta: ¿ese 90% se va a dejar quitar el país mansamente?

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