¿Nos dejaremos quitar el país mansamente?
Si este es el concepto oficial de pueblo, se
explica que se agreda brutal y salvajemente a los Diputados opositores
de la AN. Total, al fin y al cabo, ellos no representan al pueblo,
porque los 14 millones de venezolanos que los eligieron no pueden
llamarse pueblo ya que no son leales a Maduro
En
mis años de estudiante comecandela de Sociología en la UCV, la palabra
pueblo era utilizada como comodín para justificar cualquier acción
revolucionaria planificada en el cafetín. Bajo consignas como “Abajo la
democracia burguesa”, “Todo el poder para el pueblo” o, “Desechar las
ilusiones y preparase para la lucha”, demonizábamos al sistema de
gobierno que había alfabetizado a los campesinos, otorgado créditos a
los pequeños empresarios, sembrado escuelas en los sitios más remotos
del país, que había devuelto el voto a los venezolanos, construido
viviendas, hospitales y un sistema de seguridad social que acogió
eficientemente en su seno a los trabajadores más humildes y sus familias
por más de 30 años.
No dábamos concesiones. La misión era
tomar el cielo por asalto. Pero en nuestro empeño por “alcanzar el poder
para el pueblo”, no nos percatamos que ese nicho de formación
ideológica y organización revolucionaria como lo era la UUUCV, existía
gracias a la democracia que tanto detestábamos. Estudiar gratis,
disfrutar 3 comidas en el Comedor Universitario, transporte, acceso a la
cultura en los espacios del Aula Magna o la Sala de Conciertos, hacer
deportes organizadamente con Beca incluida, lo asumimos como algo
natural, propio de una institución contestaria y libertaria que se debía
a sus estudiantes. Nunca se nos pasó por esa mente afiebrada por las
lecturas (no muchas veces comprendidas) de Marx, Lenin, Mao, Luckacs,
Gramsci, Kosik, Althusser, Poulantzas y Lefevre, que ese espacio creador
y disidente era imposible que existiera en Cuba, Albania, la URSS,
China, Corea del Norte o en la RDA, nuestras referencias del paraíso
socialista. ¿Recuerdan la película Fresa y Chocolate?
Asumimos como un deber liberar al pueblo
del yugo del capitalismo, en eso invertíamos todos nuestros esfuerzos,
menos en carnaval, semana santa, puentes varios, cumpleaños, agosto por
vacaciones o entre el 15 de diciembre al 7 de enero, día en el que había
que reintegrase a los estudios y a la lucha. No nos cuestionábamos
sobre el porqué ese pueblo al que tanto defendíamos, no nos paraba
bolas. Si alguien nos hacia esa pregunta, respondíamos en tono de
catedrático trasnochado: “es que están alienados por la ideología
capitalista”. En honor a la verdad, nunca supimos explicar bien como se
comía eso, pero si lo decían nuestros profesores debía ser cierto. Esa
palabreja marxista era suficiente para explicar porque los pobres de la
tierra no atendían a nuestro llamado a integrarse en la lucha por la
liberación de ellos mismos.
Lo anterior lo comento, porque las cosas
al parecer no han cambiado mucho. El gobierno chavista desde que se
apoderó de Miraflores ha justificado cada una de sus insensateces, malas
políticas, metidas de pata, abusos, persecuciones, expropiaciones,
regalos a países “hermanos”, destrucción de programas sociales,
desmantelamiento de la industria petrolera, la agricultura y el aparato
productivo, incluido el del sistema educativo, bajo el argumento que han
sido medidas tomadas para “defender al pueblo”. Lo que resulta
paradójico es que al final el gran perjudicado ha sido el mismo a quien
dicen proteger. Para muestra un botón, las medidas que se tomaron para
defender al pueblo contra la fulana “Guerra Económica” han profundizado
la escasez, la falta de medicamentos, el desempleo y la delincuencia.
“No me defienda compadre” le escuche decir a un obrero de la
construcción cuando se decretó el último aumento de sueldo.
El gobierno “revolucionario”, en su
extraña manera de entender la palabra pueblo, pareciera circunscribir su
significado “al sector de la sociedad que está resteado y sumiso al
gobierno de Maduro”. Así las cosas, los que no comulguen con el ideario
chavista pierden automáticamente la condición de pueblo. Este sector
pasaría a ser otra cosa, quizás oligarquía, pero pueblo, lo que se llama
pueblo, nunca. Este significado restrictivo es lo que ha servido para
justificar lo que en condiciones normales nadie en su sano juicio puede.
Si este es el concepto oficial de pueblo, se explica que se agreda
brutal y salvajemente a los Diputados opositores de la AN. Total, al fin
y al cabo, ellos no representan al pueblo, porque los 14 millones de
venezolanos que los eligieron no pueden llamarse pueblo ya que no son
leales a Maduro.
Sobre la base del argumento anterior se
podría entender que vociferen orgullosos que “las Bolsas CLAP son solo
para el pueblo”. ¿No comprende apreciado lector?, pues venga y le
explico. Bernal confesó que solo se reparten (venden) estas Bolsas al
10% de la población. Vamos a ver, según las encuestas ese es el
porcentaje de venezolanos que votaría por la propuesta de la
constituyente comunal, o sea los fieles simpatizantes de Maduro.
Entonces, por asociación lógica, este pequeño sector de la población
vendría a ser “el pueblo”. Con esta explicación debemos entender que
cuando gritan a todo pulmón que la Asamblea Nacional Constituyente es
para “empoderar al pueblo”, se refieren a que ese escaso 10% de la
población adquirirá el poder para someter al 90% restante. La gran
pregunta: ¿ese 90% se va a dejar quitar el país mansamente?
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