lunes, 10 de julio de 2023

 

Poemas por limosnas, por Tulio Ramírez

FacebookTwitterWhatsAppTelegramEmail

Twitter: @tulioramirezc


Pareciera que hablar de la jornada electoral de la UCV es clavo pasado. A estas alturas, después de 10 días de la 2da vuelta, comentar los intríngulis de esas elecciones es hasta ocioso, toda vez que los analistas, versados o de graderías, han debido haber atosigado a los lectores con enjundiosos y profundos análisis de lo que ha sido una de las poquísimas elecciones limpias que en este país se han hecho a lo largo de estos pesados 23 años.
No me referiré entonces a los resultados. Por supuesto, no se debe dejar de destacar la participación de los candidatos en esa 2da vuelta. Todos tenían méritos suficientes para ganar. Esto lo demuestra el estrecho margen entre quienes finalmente ganaron y los que no alcanzaron los votos suficientes. Afortunadamente, los ucevistas sabían que la universidad iba a quedar en buenas manos, ganaran unos o los otros, o cualquier de las combinaciones posibles.

Mi interés en el artículo de hoy no se centrará en la patada de ahogado peseuveca, representada por la inhabilitación de María Corina Machado o a la decisión de Er Conde de hacerse el Hara Kiri, pero no al estilo japonés sino al del criollo chacumbele, cuando manifestó, desdiciendo lo expresado días antes, que se lanzaría a las presidenciales fuera de las Primarias.

Tampoco haré referencia a la tragedia ocurrida en las cercanías de Paracotos por la caída de una chatarra con alas, comprada a Rusia con el consabido «¿cómo quedo yo ahí?», suerte de clausula no escrita que forma parte de toda negociación profundamente chavista. Mucho menos haré alusión a la cara de ponchado, como diría mi amigo Abilio Carrillo, que puso el General aquél en Amazonas, cuando la hija del capitán indígena le dijo que las bombas extractoras de oro ilegales que iba a quemar, eran propiedad de un General revolucionario cuyo nombre no me quiero acordar, no vaya a ser.

Hoy utilizaré el espacio para algo más refrescante. Caminando por los pasillos de la UCV en medio del ajetreo de las votaciones rectorales, divisé a lo lejos un grupo de jóvenes rodeando a un muchacho que, sentado sobre un pequeño taburete, tenía sobre sus piernas una vieja máquina de escribir portátil de esas que usábamos en los años 70 para tipear los trabajos que nos mandaba Rigoberto Lanz o el inefable Miguel Ron Pedrique sobre la controversia del concepto de ideología en Historia y Conciencia de Clases de Georg Lukács.

La verdad, no me fijé si era una Olympia o una Remington. El tac tac tac, no paraba. A su izquierda había un cartelito desplegado sobre una cesta que contenía algunos billetes arrugados, todos de baja denominación y en bolívares. Se leía «Poemas por Limosna». 

La imagen era mágica. Solo en la UCV es posible ver escenas como esa. Me retrotraje a aquellos años cuando estudiantes voluntarios se vestían de payasitos para ir a llevarle alguna alegría a los niños hospitalizados en el Clínico, o el Teatro de Calle organizado por estudiantes de Ingeniería para entretener a los habitantes del Barrio Marín, o el Cine-Club de Sociología, que no pelaba un jueves para exhibir una película a quienes no podían pagar la entrada de un cine.

Me acerque para tomarle una fotografía con mi pequeño celular y, aunque le interrumpía su inspiración, muy amablemente me permitió hacerlo. Estaba escribiendo un poema encargado por una de las jóvenes presentes. Luego de un par de fotos, coloqué unos pocos bolívares en la cesta. Ya me despedía agradeciéndole el gesto, cuando me pregunta si quería un poema. Al principio me negué amablemente, pero después de caminar unos pasos, volví y asentí. Tecleó rápidamente y esto fue lo que me entregó en un pedazo de hoja blanca:

Voy hasta ti,

hasta dónde susurran las piedras

un camino de río.

Hasta dónde se teje el viento

y es una promesa la pausa.

Hasta un palafito de cristal,

hasta tus ojos.

Voy hasta ti, abismo y viento,

para volar.

Gracias Jesús García, por personas como tú la UCV es un espacio donde siempre crecerán mil flores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario