lunes, 26 de enero de 2015

Amores de fin de cola


Aquí Opinan
Lunes 26 de Enero de 2015
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TalCual


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Amores de fin de cola



TULIO RAMÍREZ



Según estudios de intelectuales afectos a la revolución, los venezolanos hemos hecho colas para todo y por todo desde siempre y nunca nos habíamos quejado.Siguiendo esta teoría, la cola en nuestro país es un fenómeno que contribuye a dibujar nuestra identidad nacional. Manifiestan estos exégetas que al revisar la historia se constata que nuestra patria se construyó, más allá de las proclamas independentistas y las guerras, gracias al orden observado al momento de hacer las colas. De tal manera que quejarse hoy por lo que ha sido una pacífica rutina de nuestro pueblo, solo perseguiría desestabilizar no solo el gobierno de Maduro, sino a la idiosincrasia del venezolano.

Alegan que si jurungáramos nuestro pasado, encontraríamos que los indígenas, después de resistirse heroicamente a los españoles, terminaron haciendo cola para intercambiar oro por espejitos. Allí se escuchó por primera vez la expresión ¡Ujha ´ Sariyama, Yucuté", cuya traducción al castizo actual se leería ¡Ta’ Barato, Dame Dos! De igual manera, en la Colonia, se hacían colas para comprar títulos nobiliarios que nos emparejaran con los peninsulares. Fue cuando en Caracas se comenzaron a imprimir tarjetas de presentación con los Títulos de Marqués, Conde y Doctor, sin serlo. En esa época las esposas de esos nuevos nobles, comenzaron a llamarse entre ellas: "La Cachi", "La Minina", y "La Sofi". Ganada la Guerra de Independencia se consolidaron las colas. Un ejemplo de ello las que se formaban para pedirle carguitos en el gobierno al Libertador; otro, las que se formaron luego en la casa de Páez, para decirle que nunca habían hecho cola para pedirle carguitos a Bolívar. En la Guerra Federal por primera vez se hicieron colas por escasez y se institucionalizó la figura del "enchufado". Estos eran los que no hacían la cola para comprar un pollo, pero comían pollo todos los días. En la llamada 4ta República, las colas para el Caracas-Magallanes y para el sellado del cuadrito del 5 y 6 pasaron a ser conocidas como "las colas de la democracia".

Se concluye, de acuerdo a esta interpretación, que no hay que quejarse. Por el contrario, hay que agradecer al gobierno la oportunidad de reafirmar nuestra identidad como pueblo. Para algunos psicólogos una buena acción de resiliencia sería aprovechar la cola para actividades difíciles de hacer en condiciones normales. En la fila podemos hacer reuniones de negocios, de Junta de Condominio, consultas terapéuticas, negociar la pensión y la custodia de los niños, recibir clases de inglés online, practicar el chelo o tener encuentros furtivos con la amada. ¡Ah! sobre esto último, no conozco personalmente a Leonardo Padrón, pero desde aquí le propongo escribir "Amores de Fin de Cola", una novela costumbrista que comenzaría más o menos así: "Era una tarde de abril, me encontraba en la cola para comprar el aceite, cuando me percaté de su bella figura. Me acerqué, la miré a los ojos, me dijo ¡vete pa’ trás, si te coleas te jodo!, fue amor a primera vista".

@tulioramirezc

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